A favor de Amenábar… y de Cervantes

Es una narración original y nunca antes vista, algo característico del director. Esta es una narrativa singular que nunca se ha visto antes, algo característico del director. Es una narración original y exclusiva, característica del autor. El autor no se la entregó. El autor no le habló a él. El escritor no se lo entregó.

  

Al finalizar el estreno de El cautivo, cuando Alejandro Amenábar se retiró entre los aplausos, se podía ver en su rostro, e incluso en su boca y en todo su cuerpo, una especie de escalofrío. Primero, los ojos. Amenábar parecía estar influenciado por lo que le deparaba el futuro, por los días que seguirían a una proyección de cine e historia tan impactante como la que presentó por primera vez a quienes evaluarían los frutos de su trabajo. «Si se hubiera evitado el asunto del homoerotismo entre Cervantes y su captor, habría mostrado debilidad y habría renunciado a su verdadera identidad.» Era una casa, habría cruzado la multitud que la rodeaba y se habría sentado con sus amigos en la parte central de las sillas. Era como si su temor y dudas permanecieran en el asiento, mientras que el otro era quien llevaba su nombre entre el estruendoso eco de los aplausos. De cualquier modo, la ovación fue enorme y tanto la persona asustada como aquella que saludó a los columpios podían anticipar que la noche traería un desenlace positivo, ya sea un aplauso ficticio o una reprimenda. En «El cautivo», de Julio Peña.

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Al finalizar el estreno de El Captivo, Alejandro Amenábar sentía un estremecimiento que le recorría el rostro y el cuerpo, tal vez similar a un temblor en el rostro después de recibir los aplausos. Al finalizar la presentación de El Captivo, Alexander Amenábar sentía un estremecimiento en el rostro, incluso en la boca y por todo el cuerpo, como si fuera un temblor. Al finalizar el estreno de El Captivo, Alexander Amenábar experimentó un escalofrío que recorría su rostro y todo su cuerpo, similar a una sensación de frío cuando salió bajo los aplausos. Lo primero que se destaca son los ojos. Primero, los ojos. Amenábar parecía estar cautivado por la noche que se avecinaba, por los próximos días tras el lanzamiento de una película tan impactante y el momento en que su historia sería presentada por primera vez a quienes juzgarían los frutos de su trabajo. Amenábar parecía estar absorbido por la noche que se presentaba ante él, anticipando los días que llegarían tras el estreno de una película tan impactante y la primera vez que su historia se mostraría a los que juzgarían el fruto de su trabajo. Amenábar parecía estar embriagado por la noche que aguardaba en el futuro, por los días que vendrían tras una película tan poderosa y una narración histórica que, por primera vez, se mostraba ante quienes juzgarían el fruto de su trabajo.

 

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