Cine sobre ruedas: La historia de Alberto Sedeño

Un camión de cine aún mantiene el eco de miles de historias proyectadas sobre las paredes blancas en los rincones olvidados de la Cuba rural, donde la noche cae sobre pueblos silenciosos y los recuerdos se entrelazan con las estrellas. Con su carrocería envejecida, pero fiel a su forma, sigue siendo un vehículo de sueños, un puente entre generaciones.
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Un camión de cine aún mantiene el eco de miles de historias proyectadas sobre las paredes blancas en los rincones olvidados de la Cuba rural, donde la noche cae sobre pueblos silenciosos y los recuerdos se entrelazan con las estrellas. Con su carrocería envejecida, pero fiel a su forma, sigue siendo un vehículo de sueños, un puente entre generaciones.. The post Cine sobre ruedas: La historia de Alberto Sedeño appeared first on Cubadebate.

  Proyección en el Parque de Lugareño. Foto: Diario Adelante. En los rincones olvidados de la Cuba rural, donde la noche cae sobre aldeas silenciosas y los recuerdos se entrelazan con las estrellas, un camión cinematográfico guarda aún el eco de miles de historias proyectadas sobre las paredes blancas. Con su cuerpo envejecido, pero fiel a su forma, sigue siendo un vehículo de sueños, un puente entre generaciones. Alberto Sedeño, su conductor, le ha acompañado durante décadas, transportando algo más que películas: ha llevado risas, llantos, recuerdos y una forma de vida. Ahora, a los 80 años, el hombre que hizo de aquel camión su hogar y su misión se enfrenta a la quietud del recuerdo, mientras su legado permanece vivo en los corazones de quienes fueron tocados por su magia. Esta es la historia de un hombre, un camión y un cine que nunca se apagó, aunque la película de la vida parezca haber cambiado de rollo. Hablamos sentados en un banco del Parquecito de Lugareño, ante la proyección de homenaje a Zedeno y su camión, conducido por la artista peruana Sonia Cunliffe, que eligió ese vehículo para exponer en la Bienal de La Habana. Tú y tu camión sois los protagonistas de algo grande. . . -Es una de las cosas más bonitas que me han pasado en la vida. Después de tantos años de trabajo, ya jubilado desde 2020, acordarme de Sedeño y hacer esta actividad tan bonita, rememorando la tradición del cine, el trabajo que se hacía con los niños, con los mayores en actividades nocturnas, es muy especial. Quien ha impulsado todo es un extranjero. Hizo todo lo posible para llegar hasta aquí. ¿Qué te parece? -Le pregunté cómo lo sabía. Me dijo que a través de los medios digitales vio algo y le interesó hacer un trabajo con los niños en La Habana. Quería hablarme de la historia del trabajo del cine móvil a lo largo de los años. Le expliqué cómo era la organización del trabajo, cómo se hacían las proyecciones. Usted que puso tantas películas, que vio desfilar a tantos actores en la pantalla, saliendo del proyector de 16 milímetros, y que ahora está delante de una cámara para un documental, ¿cómo lo ve? – Es algo que realmente nunca pensamos que ocurriría, pero aquí estamos, rememorando todos aquellos tiempos. Hay cosas muy bonitas, sensacionales. Recuerdo que estaba en Camagüey, en el Callejón de los Milagros, proyectando unas películas. Ya después del 500 aniversario de Camagüey, llegaron personalidades de la Compañía de Cine de La Habana, y se sorprendieron de que en La Habana no se hiciera ese tipo de trabajo, poniendo en las calles las películas de aquellos años. Hay uno que se hace famoso, pero para lograrlo tiene que salir del lugar donde nació. Sin embargo, usted es famoso desde un pueblo humilde. ¿Qué te atribuyes? – Creo que lo he conseguido por la seriedad en el trabajo, la disciplina con la que he trabajado toda mi vida, el entusiasmo, el amor por lo que hacía y, sobre todo, un gran sentido de pertenencia. Tengo mucho amor al trabajo que fue mi vida desde que cumplí 22 años hasta que me jubilé. ¿Cómo es tu día desde que no conduces el camión? – Al principio fue muy difícil porque echaba mucho de menos mi camión. Me costó mucho adaptarme a estar fuera del mundo del cine, pero con el tiempo uno se adapta y encuentra otras actividades en la casa, siempre buscando algo que hacer. Imagino que tu mujer tendría una lista de pendientes. ¿Cuál de esas «deudas» podría haber saldado? – Es una tarea difícil porque las deudas son muchas, pero he superado unas cuantas. En su familia, ¿alguien sigue la senda del cine? -Mi mujer trabajó mucho tiempo en el cine aquí en Lugareño. Llegó a ser la administradora. Ella también está jubilada. En cuanto a mi hija o mi nieto, no creo que se inclinen por el cine. Tu camión es el único, ¿qué te gustaría que le pasara? – Hasta ahora es el único que queda. El camión tiene mucha suerte. Ha caído en muy buenas manos. Alguien me dijo: «Lo reparaste y lo dejaste listo para entregarlo». Siempre será un orgullo para mí haberlo entregado en tan buen estado. Lamentaría mucho haberlo rechazado después de tantos años. Conociendo tantos lugares y moviéndose por una geografía tan amplia, ¿qué tiene Lugareño que le ha hecho querer quedarse? -Mi padre era de Guáimaro y mi madre de San Miguel. Mi vida de niño fue así. Luego estuve en Nuevitas y allí me llevó el ejército muy joven. Con el cine móvil, cierto, trabajé en toda la provincia de Camagüey, desde Hatibonico, que era parte de la antigua provincia que abarcaba tierras del Este. Lo que me ha hecho quedarme aquí es la acogida de la gente. El respeto que siempre me han dado. Me siento una lugareña más. ¿Cómo voy a querer a alguien con Lugareño? -Eso depende mucho de la persona, de su carácter, de sus ideas. Al final, la vida es la que determina quién se queda y quién se va. Lo que está ocurriendo aquí esta noche es un gran acontecimiento. – Estoy seguro de que es un acontecimiento. La ciudad está a oscuras, algunas personas no han podido venir por eso, pero es un nuevo acontecimiento para todos. ¿Te consideras un hombre de cine? A veces vemos a la gente del cine como actores, directores, pero hay mucha gente que hace posible el cine, como usted. -Siempre me ha gustado mucho el cine, porque es una forma de educar, de ilustrar a la gente. Durante el trabajo, diseñamos muchos materiales didácticos en las escuelas. Los alumnos veían esas películas y eso les inclinaba a estudiar Medicina, otras carreras. Esos materiales tenían un gran valor educativo. Les deseo mucha salud y que su camión siga motivando hermosos proyectos como este de los peruanos. «Sí, me dijo que llevarán el camión a La Habana para hacer un trabajo con niños, pero que el camión seguirá trabajando en la provincia, yendo a las comunidades con otros medios de proyección. Por lo menos Camagüey no se queda sin ese camión. . . . -Hubo compañeros que querían ponerlo en un museo. Creo que lo mejor sería seguir explotando el camión cinematográfico, porque en los lugares rurales sigue siendo muy necesario. Habilitarlo bien, con medios modernos, y que siga funcionando. Alberto Sedeño y la artista peruana Sonia Cunliffe en Lugareño, noviembre de 2024. Fotos: Centro de Cine de Camagüey. Con la participación del director camagüeyano Keiter Castillo, avanza el documental de homenaje al cine móvil. Fotos: Periódico Adelante. Proyección en el Parque de Lugareño. Foto: Diario Adelante.  Cultura – Cubadebate 

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