Cuando Waldo de los Ríos, vidente que trabajó para Miguel Ríos, Karina, Rafael o Jeanette, se pegó un tiro en la cabeza a los 42 años, vivía aterrorizado por un secreto que le llevó a suicidarse. Su fascinante vida queda al descubierto en un documental.
Se sentó en el café matinal Gijón a los 20 años. 10. Eligió una de las mesas con ventana a la calle. Bebió tres tazas con la mirada perdida entre los buscavidas. Y se fue a casa. Allí, a los 22 años. 05 y sólo con la compañía de su perro, se disparó en la cabeza con una escopeta. Intencionadamente hizo sonar en bucle un mensaje enviado a su teléfono. Se oye una voz masculina: «Hola, Waldo. Ahora no puedo hablar. Espero que estés bien. Te llamaré mañana. Un beso. Hasta la vista». Así, una y otra vez. También esparció algunas fotos sobre la cama: él y otro hombre en momentos de felicidad. Más informaciónEl himno a la alegría de un hombre tristeWaldo de los Ríos se suicidó el 28 de marzo de 1977, cuando tenía 42 años. Su participación en la música española de los años sesenta y setenta es capital. Arreglo, compositor y músico, fue una pieza fundamental para internacionalizar y subyugar el pop español. Entre su ingente obra se encuentra la transmutación al pop del cuarto movimiento de la Novena Sinfonía de Beethoven convertido en el himno a la alegría, canción con la que Miguel Ríos triunfó en todo el mundo. Además, elevó a otro nivel piezas de Raphael, Karina, Marisol, Mari Trini, Juan Pardo, Jeanette. . . Computó la sintonía de series como Curro Jiménez, puso música a las películas de Chicho Ibáñez Serrador (como Historias para no dormir), dio calabazas («chuy con otra cosa») a Stanley Kubrick, que quiso que interpretara la banda sonora de La naranja. Sin embargo, nada era suficiente para un hombre que vivía aterrorizado. El documental Waldo, dirigido por Charlie Arnáiz y Alberto Ortega, se presenta en la Seminci este lunes, y en In-Edit Barcelona, festival de cine documental musical, que se celebra del 23 de octubre al 3 de noviembre, y se estrena en las salas el 15 de noviembre. Durante una hora y 45 minutos se narra la vida de un hombre que su biógrafo, Miguel Fernández, resume de la siguiente manera: «Nunca pude imaginar que detrás de mis canciones favoritas vivía un hombre con miedo, que detrás de su éxito se escondía como un delincuente». Waldo de los Ríos (derecha) sostiene junto a Miguel Ríos el disco de oro conseguido por las ventas internacionales del ‘ Himno a la Joy’, en una importante imagen. Fue una mujer exigente hasta el extremo: como ningún pianista aguantaba su presión, Martha formó a su hijo con mano dura (lo ataba con un cinturón si fallaba una nota) para acompañarlo al piano ya desde adolescente. En 1962, Waldo decidió embarcarse en la aventura europea: en parte para huir de su manipuladora madre y también para visitar Alemania, un país que le ofrecía poder investigar en su gran pasión, los instrumentos electrónicos y que era la cuna de la música de vanguardia en aquella época. Pero le negaron una beca en el país germano y se instaló en España. «Me instalé en España porque en el país de los ciegos el loco es el rey. Cuando llegué el panorama era triste y desolador en materia musical. Tenían unos estudios y unos equipos estupendos, pero no había ideas. No tenían ni técnicos, ni músicos, ni gente que hiciera nada», cuenta De los Ríos en una entrevista que recoge el documental. Era un alto, imponente, duro. Siempre con sus gruesas gafas de pasta y un martillo entre los dedos. Otro extranjero en territorio español, el italiano Rafael Trabucchelli, percibió su talento y lo fijó para el sello español más poderoso, Hispavox. Entre los dos impulsaron una forma de entender la música, el llamado sonido Torrelaguna (bautizado así por el nombre de la calle madrileña donde estaba Hispavox y el ostentoso estudio): eran sastres que vestían las canciones con orquestaciones, filigranas melódicas, detalles de cuerda, ornamentos de viento. «Waldo genera la ilusión del oyente de estar asistiendo a un momento cumbre de la música», describe a este periódico Miguel Fernández, autor de Desafiando al olvido: Waldo de los Ríos. La biografía, y añade: «Si escuchas Cuando me acaricias, Mari Trini, revisas tu estilo. Convierte una simple canción de amor en algo muy arrebatador: los juegos de violines son una fantasía, le dan un acabado que la lleva a lo sublime». En 1969, De los Ríos da su gran pelotazo. Miguel Ríos cuenta a El PAÍS: «Supongo que Waldo, dada su formación como pianista clásico, tendría la idea de llevar las grandes obras clásicas al pop. Se lo diría a Trabucchelli, inquieto director artístico de Hispavox, y con el himno hicieron el himno a la alegría». Waldo es el padre de la criatura, hizo el arreglo, extrajo el cuarto movimiento de la Novena de Beethoven, e introdujo la batería como instrumento de modernidad. Trabucchelli me reclutó para la aventura. Fueron días de aprendizaje y emoción. Nunca había cantado con una sinfonía tan sublime». Hymn to joy alcanzó el número uno de ventas en Alemania, Canadá, Austria, Australia y las listas de música contemporánea para adultos (como se llamaba entonces) en Estados Unidos. Miguel Ríos tuvo que lanzar su promoción en una gira extenuante por Estados Unidos, algo que sólo otros músicos españoles, Los Bravos y su Black Is Black, habían abordado en aquel momento. El documental indaga en la personalidad de Waldo. Expone a alguien emocionalmente débil bajo la protección de una madre controladora y posesiva. Ya millonario y casado con la actriz uruguaya Isabel Pisano (protagonista, entre otras, de Bilbao, de Bigas Luna), el compositor comienza a vivir su particular tormento. Aprovecha un viaje de trabajo al extranjero de su mujer para viajar a Torremolinos (Málaga). Allí descubre un ambiente gay en el que él mismo se siente, sin careta. «Pero en España aún vivíamos una dictadura y había una ley que decía que bastaba una sola sospecha de cualquier práctica inmoral, según decían, para que acabaras en la cárcel. En ese contexto, nadie se atrevía a decir que era gay». Menos alguien popular y bien posicionado como Waldo, que podía poner en riesgo su prestigio y su caudal, ya que la sociedad se regía por rígidos principios éticos y morales. Waldo de los Ríos, en los años setenta. José María DruetDe vuelta a la capital, Waldo mantenía la fachada de hombre heterosexual casado, pero rendido a la noche madrileña. Franco agonizaba, las leyes restrictivas continuaban, pero en ciertas discotecas no podían esperar y abrazaban una nueva libertad. El documental muestra mucho material personal del protagonista. «Waldo era un apasionado de la tecnología, lo grababa todo: su trabajo en el estudio, sus fiestas, sus celebraciones con Isabel Pisano. . . Este material ha sido rescatado gracias al trabajo de Miguel, su biógrafo, y por un rastreo de nuestro equipo de documentación», comentan los directores, Charlie Arnáiz y Alberto Ortega. En una de esas salidas nocturnas, Waldo conoce a Juan y se enamora. El músico hace viajes con su amante a París y otras ciudades europeas: se alojan en buenos hoteles, comen bien, son felices. Pero cuando regresan a España vuelven a esconderse. El músico alquila para sus citas un apartamento en la madrileña torre Praga. «Es la vida de un personaje famoso como Waldo, pero también la de miles de personas que se vieron en la misma situación que él, porque el orden moral y el orden político y la sociedad impedían a un homosexual manifestarse libremente. Y la homofobia sigue existiendo hasta hoy, y con signos de revitalización ciertamente peligrosos», afirma Fernández. Los directores de Waldo añaden: «El documental tiene un anclaje con el presente. Es significativo que muchos de los entrevistados no quieran hablar de que Waldo es gay. Y estamos en 2024». Los últimos años de De los Ríos dibujan un asfixiante laberinto interior. Estuvo fuera en varios frentes. En el profesional, la industria le pedía más adaptaciones pop de obras clásicas, pero él quería otros retos. Si no aceptaba otra adaptación de Mozart o Beethoven, Hispavox le presionaba para que rompiera un contrato que le permitía llevar un tren de vida elevado: le gustaba comprar coches de alta gama, vivía en una gran casa en Madrid, mantenía un piso en Roma, donde Isabel Pisano trabajaba asiduamente, enviaba dinero a su madre, que vivía con lujo en Argentina, y colmaba de regalos y viajes a su amante. Además, luchaba con el miedo permanente a que se descubriera su verdadera condición sexual, las amenazas y chantajes que recibía de las prostitutas y una desesperación permanente por perder un único asidero, Juan. Fernández, que para realizar la biografía acudió al sumario de la investigación de la muerte del músico, aporta un dato: «John, su amante, le dice un día:» Eres maravilloso y me das una buena vida, pero tengo 22 años y tú puedes ser mi padre]Tenía 42 años, desde los años 70]. » Esa frase cae como un guiso en Waldo y a partir de ahí empieza a adelgazar y a vestirse con vaqueros. Lo que quiere es atrasar el reloj para gustarle a Juan». Waldo pasó los últimos meses de su vida sumido en una profunda depresión, mitigada con alcohol y antidepresivos. El 28 de marzo de 1977, su padre y su padrastro se suicidaron. Hoy, Isabel Pisano, alzhéimer, vive en una residencia de la Comunidad de Madrid. La pareja no tuvo hijos. Queda un misterio por aclarar: ¿de dónde sacó Waldo de los Ríos todo el dinero? Su biógrafo responde: «Ésa es la gran incógnita, aún sin resolver. . «. 14 canciones con el toque Waldo de los RíosEl autor del libro Desafiando al olvido: Waldo de los Ríos. El biografiado, Miguel Fernádez, selecciona y comenta canciones arregladas o compuestas por Waldo de los Ríos: 1. ‘ Himno a la alegría’, Miguel Ríos. «Tras 15 años de carrera como arreglista, Waldo se hace famoso en medio mundo gracias a una deconstrucción de la obra de Beethoven que consigue vender más de seis millones de unidades». 2. ‘ Cuando me acaricias, Mari Trini. » La grabación del himno a la alegría coincide con la de Amores, el emblemático álbum de Mari Trini. Entre la cantante y el arreglista hay una complicidad especial: ambos viven atrapados en una homosexualidad que la dictadura no permite». 3. ‘ Corazón feliz’, Marisol. «Waldo consigue que la discográfica para la que trabaja en exclusiva le permita grabar con otros intérpretes, siempre bajo el seudónimo de Frank Ferrar». 4. ‘ Soy un rebelde, Jeanette. «Waldo repasa esta canción que Manuel Alejandro había compuesto para la cantante mexicana Sola. El éxito es instantáneo en varios países. Incluso hay versiones en japonés». 5. ‘ Balada de la trompeta’, Raphael. «Con el seudónimo de Frank Ferrar, Waldo firma los arreglos de parte del primer disco de Raphael para Hispavox, que incluye el famoso villancico La canción del tamborilero. Tres años después, convertidos ya en una estrella, Raphael y Waldo vuelven a colaborar en Balada de la Trompeta, un clásico en el repertorio del cantante de Linares». 6. ‘ Canta cigarra’, María Ostiz. «María Ostiz fue una de las primeras cantantes que trabajó con Waldo. Tras un tiempo retirada, la artista ganó el Festival de la OTI en 1976. El puro Canta fue uno de los últimos arreglos que firmó De los Ríos». 7. ‘ Estás solo’, Tucky Buzzard. «La curiosidad musical de Waldo no tiene límites. Junto a la banda británica Tucky Buzzard, que acompañó a Miguel Ríos a principios de los 70, también hizo una incursión en el rock sinfónico en 1971. 8. ‘ Anticuarios’, Los Payos. «Como había hecho con el folclore argentino, De los Ríos tiene un espectacular acompañamiento orquestal esta página del Carnaval gaditano». 9. ‘ En un mundo nuevo’, Karina. «En 1971, la discográfica Hispavox tira la casa por la ventana para apoyar la participación de una de sus estrellas, Karina, en el Festival de Eurovisión». 10. ‘ Sinfonía 40’, Waldo de los Ríos. «Al final de la actuación de Karina en el eurofestival, el público aplaudirá al director de la orquesta, Waldo de los Ríos, famoso en su momento en medio centenar de países gracias a la adaptación de la Sinfonía número 40 de Mozart». 11. Mónica, Los Ángeles. «Waldo y su orquesta contribuyen a mejorar el acabado de algunos éxitos del pop español, como esta grabación del grupo granadino Los Ángeles». 12. ‘ La yenka’, Johnny y Charley. «Este pegadizo ritmo, al que se atribuye un supuesto origen finlandés, fue el primer gran éxito de Waldo de los Ríos en España». 13. ‘ Por mi pueblo’, Massiel. «Waldo y sus músicos acompañaron a Massiel en su primera grabación, una versión de Capri c’est fini, con la que el futuro ganador de Eurovisión consigue llamar la atención del sello discográfico Zafiro». 14. ‘ La charanga’, Juan Pardo. «El primer gran éxito de Juan Pardo en el inicio de su carrera en solitario brinda a Waldo la oportunidad de mostrar su capacidad para combinar el folclore con la música pop». BabeliaLas novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
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Se sentó en el café matinal Gijón a los 20 años. 10. Eligió una de las mesas con ventana a la calle. Bebió tres tazas con la mirada perdida entre los buscavidas. Y se fue a casa. Allí, a los 22 años. 05 y sólo con la compañía de su perro, se disparó en la cabeza con una escopeta. Intencionadamente hizo sonar en bucle un mensaje enviado a su teléfono. Se oye una voz masculina: «Hola, Waldo. Ahora no puedo hablar. Espero que estés bien. Te llamaré mañana. Un beso. Hasta la vista». Así, una y otra vez. También esparció algunas fotos sobre la cama: él y otro hombre en momentos de felicidad. Seguir leyendo14 canciones con el toque Waldo de los RíosEl autor del libro Desafiando al olvido: Waldo de los Ríos. El biografiado, Miguel Fernádez, selecciona y comenta canciones arregladas o compuestas por Waldo de los Ríos: 1. ‘ Himno a la alegría’, Miguel Ríos. «Tras 15 años de carrera como arreglista, Waldo se hace famoso en medio mundo gracias a una deconstrucción de la obra de Beethoven que consigue vender más de seis millones de unidades».. 2. ‘ Cuando me acaricias, Mari Trini. » La grabación del himno de la alegría coincide con la de Amores, el emblemático álbum de Mari Trini. Entre el cantautor y el arreglista existe una complicidad única: ambos viven en una homosexualidad que la dictadura no permite. . 3. ‘ Corazón feliz’, Marisol. «Waldo consigue que la discográfica para la que trabaja en exclusiva le permita grabar con otros intérpretes, siempre bajo el seudónimo de Frank Ferrar».. 4. ‘ Soy un rebelde, Jeanette. «Waldo repasa esta canción que Manuel Alejandro había compuesto para la cantante mexicana Sola. El éxito es instantáneo en varios países. Incluso hay versiones en japonés».. 5. ‘ Balada de la trompeta’, Raphael. «Con el seudónimo de Frank Ferrar, Waldo firma los arreglos de parte del primer disco de Raphael para Hispavox, que incluye el famoso villancico La canción del tamborilero. Tres años después, convertidos ya en una estrella, Raphael y Waldo vuelven a colaborar en Balada de la Trompeta, un clásico en el repertorio del cantante de Linares».. 6. ‘ Canta cigarra’, María Ostiz. «María Ostiz fue una de las primeras cantantes que trabajó con Waldo. Tras un tiempo retirada, la artista ganó el Festival de la OTI en 1976. El puro Canta fue uno de los últimos arreglos que firmó De los Ríos».. 7. ‘ Estás solo’, Tucky Buzzard. «La curiosidad musical de Waldo no tiene límites. En 1971 también hizo una incursión en el rock sinfónico junto a la banda británica Tucky Buzzard, que acompañó a Miguel Ríos durante los primeros años de la década de 1970».. 8. ‘ Anticuarios’, Los Payos. «Como había hecho con el folclore argentino, De los Ríos tiene un espectacular acompañamiento orquestal esta página del Carnaval gaditano».. 9. ‘ En un mundo nuevo’, Karina. «En 1971, la discográfica Hispavox tira la casa por la ventana para apoyar la participación de una de sus estrellas, Karina, en el Festival de Eurovisión».. 10. ‘ Sinfonía 40’, Waldo de los Ríos. «Al final de la actuación de Karina en el eurofestival, el público aplaudirá al director de la orquesta, Waldo de los Ríos, famoso en su momento en medio centenar de países gracias a la adaptación de la Sinfonía número 40 de Mozart».. 11. Mónica, Los Ángeles. «Waldo y su orquesta contribuyen a mejorar el acabado de algunos éxitos del pop español, como esta grabación del grupo granadino Los Ángeles», dijo Waldo. . 12. ‘ La yenka’, Johnny y Charley. «Este pegadizo ritmo, al que se atribuye un supuesto origen finlandés, fue el primer gran éxito de Waldo de los Ríos en España».. 13. ‘ Por mi pueblo’, Massiel. «Waldo y sus músicos acompañaron a Massiel en su primera grabación, una versión de Capri c’est fini, con la que el futuro ganador de Eurovisión consigue llamar la atención del sello discográfico Zafiro».. 14. ‘ La charanga’, Juan Pardo. «El primer gran éxito de Juan Pardo en el inicio de su carrera en solitario brinda a Waldo la oportunidad de mostrar su capacidad para combinar el folclore con la música pop».