La sentencia del Supremo, que pide su traslado a Huesca, no da cuenta de los problemas que acarrea el cambio de ubicación de esta obra maestra del arte medieval.
El pasado 27 de mayo, el Tribunal Supremo dictó una sentencia en la que declaraba que las pinturas de la Sala Capitular del monasterio de Villanueva de Sijena (Huesca) que se conservan en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) en Barcelona debían volver al monasterio oscense del que fueron rescatadas en 1936 tras el incendio que casi destruyó este importante centro religioso y cultural durante los primeros días de la Guerra Civil. Más información El Gobierno aragonés afirma que el monasterio de Sijena, la «Sixtina de los Monegros», está preparado para recibir las pinturas románticas. La sentencia desoye los contundentes informes de expertos tanto nacionales como internacionales, entre ellos los de Gianluigi Colaluci, restaurador asociado a la Capilla Sixtina de Miguel, que aseguraban que un posible traslado desde el MNAC, museo con la mayor colección de pintura mural medieval del mundo, las pondría en peligro irreversible al alterar las condiciones ambientales que las protegen tras la transformación de sus propiedades durante las altas temperaturas del incendio. El alto tribunal corrobora dos sentencias anteriores, dictadas por el juzgado de primera instancia de Huesca y la Audiencia Provincial de Huesca, que daban la razón a los argumentos esgrimidos por el Gobierno de Aragón, en representación de las monjas de la Orden de San Juan, propietarias del monasterio, y negaban los argumentos defendidos por el MNAC. Durante el juicio y su seguimiento mediático, se calificó de expolio la acción de salvaguarda llevada a cabo por el historiador del arte y arquitecto catalán Josep Gudiol i Ricart, quien, en octubre de 1936, arrancó las pinturas de la sala destruida por la técnica del strappo y se las llevó a Barcelona. Este mismo experto fue contratado por la Diócesis de Jaca en los años sesenta para salvar las pinturas de las iglesias de las localidades despobladas para evitar su pérdida por causas medioambientales o saqueos, obras que pueden verse en el Museo Diocesano de esta ciudad. Pero esta frase, que da a entender que Sijena volverá a contar con esta obra maestra del arte de 1200, ejemplo único del arte medieval hispano, para exponerlas en la Sala Capitular del monasterio, es un verdadero caramelo envenenado. No se trata sólo del riesgo de que, como afirman los informes que maneja el MNAC, las pinturas sufran daños irreparables con su traslado, sino que el cambio de ubicación, de un museo de primer nivel a un edificio que no ha completado su proceso de rehabilitación, altera las condiciones ambientales que lo preservan. Desde la Junta de Aragón dicen que las condiciones de la sala son inmejorables. Pero hay motivos para dudarlo, ya que antes habían dicho lo mismo y no era cierto. En el mismo monasterio, Javier Lambán, del PSOE, declaró a los periodistas que la Sala Capitular cumplía todos los requisitos y que las pinturas estarían mejor que las del MNAC porque sus instalaciones eran más modernas y porque Barcelona era una ciudad húmeda junto al mar. Sin embargo, posteriormente se descubrió que la sala carecía de aire acondicionado porque no formaba parte del proyecto de reforma propuesto, tal y como ilustró gráficamente Fernando López Barrena, arquitecto jefe del Servicio de Conservación y Restauración del Patrimonio de Aragón, con la frase «¿Para qué encender el horno si dentro no está el pollo? » En el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) se exponen pinturas de la Sala Capitular del monasterio de Villanueva de Sijena. El actual presidente de Aragón, Jorge Azcón, del PP, insistió en la misma idea de que los cuadros estarían mejor en Huesca por el «ambiente salino de Barcelona» y aseguró que la sala está «en perfecto estado de revista para guardar y almacenar esos cuadros en perfecta seguridad y en muy poco tiempo exponerlos» sin aportar ningún informe. Según Azcón, existe un plan técnico elaborado por un grupo de trabajo que incluye el desmontaje, traslado, conservación, restauración y exposición de las pinturas, un plan que, reconoce Aragón, se ha elaborado sin que sus técnicos hayan analizado el estado de las pinturas directamente en el MNAC, ante la negativa del museo a acceder sin sentencia firme. Pero hay otros problemas que deberán resolverse cuando los cuadros regresen a Sijena. Uno de ellos es que la dimensión y curvatura de los arcos creados para instalar los cuadros en el MNAC y los de la Sala Capitular son diferentes, algo que hace que el frágil fresco tenga un encaje difícil y obligará, sin duda, a una mayor manipulación y un mayor riesgo para las obras. Los conservadores aragoneses desconocen el estado de las pinturas, ya que no pueden estudiarlas por la negativa a dejarlas pasar del MNAC, pero sí saben que los soportes actuales, de algodón -que tras la puesta en marcha y restauración de Gudiol han pasado de estas pinturas murales a los lienzos instalados en los basamentos- son propensos, si hay cambios de humedad, a la proliferación de bacterias y hongos, algo que añade otro problema a su conservación si, por fin, viajan a Sijen. No es un tema menor: el monasterio de Sijena, fundado en 1118 por la reina de Castilla sobre un problema endémico de una laguna, ha sufrido la pervivencia. Por eso, las últimas monjas del monasterio lo abandonaron en 1970 y se instalaron en el convento que la orden tenía en Valldoreix (Barcelona). Desde Aragón se asegura que se han solucionado los problemas de humedad, tras invertir más de un millón de euros en la mejora de estos aspectos. Tendrán que tener mucho cuidado para que esta humedad, que choca por capilaridad con los muros, no afecte a las pinturas, una vez instaladas en la Sala Capitular. La humedad puso en peligro otra joya del románico: las pinturas del siglo XII de San Baudelio de Berlanga (Soria), que, tras ser reintegradas en 2002 a los muros de esta ermita, fueron atacadas por un hongo que obligó en 2011 a cerrar el templo y realizar una intervención integral y a hacer una revisión exhaustiva de las condiciones de temperatura y humedad del templo para evitar que estas obras se perdieran para siempre.
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El Tribunal Supremo dictó el 27 de mayo una sentencia en la que establecía que las pinturas de la Sala Capitular del monasterio de Villanueva de Sijena (Huesca) que se conservan en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) de Barcelona, debían de regresar al monasterio oscense de donde fueron rescatadas en 1936 tras el incendio que casi destruyó este importante centro religioso y cultural durante los primeros días de la Guerra Civil.. Seguir leyendo