Al bajarnos de la guagua en que veníamos pregunté a los pobladores dónde quedaba el campamento de un artista de la plástica que realiza labores de reconstrucción y recuperación, cuando un niño salió entre ellos y nos dijo: -Ah, ese dices es Kcho y él está construyendo mi escuelita. Los llevo hasta su campamento. La publicación Él es Kcho apareció por primera vez en Cubadebate.
Al bajarnos de la guagua en que veníamos pregunté a los pobladores dónde quedaba el campamento de un artista de la plástica que realiza labores de reconstrucción y recuperación, cuando un niño salió entre ellos y nos dijo: -Ah, ese dices es Kcho y él está construyendo mi escuelita. Los llevo hasta su campamento. La publicación Él es Kcho apareció por primera vez en Cubadebate.
Alexis Leyva Machado (Kcho) está presente en Yumurí desde los primeros días tras el paso del huracán. Foto: VenceremosAl llegar a Baracoa, la flora te envuelve como una manta. Sientes que eres uno solo entre tanto verde y el mar a tornasol por el ocaso, que se observa en la distancia. Nunca podrás presenciar mejor vista de ese fenómeno, a menos que sea en Yumurí.El huracán Oscar hizo de las suyas, estragos que casi no dejaron, según testigos de la zona, techos sobre casas ni árboles en pie. Al bajarnos de la guagua en que veníamos pregunté a los pobladores dónde quedaba el campamento de un artista de la plástica que realiza labores de reconstrucción y recuperación, cuando un niño salió entre ellos y nos dijo:–Ah, ese dices es Kcho y él está construyendo mi escuelita. Yo los guío para llegar hasta su campamento.El niño corrió en dirección a la calle. Señaló con su mano hacia unos obreros y dijo que ahí también estaba su papá. A lo lejos trabajaban los hombres de cascos amarillos. Parece que es una parte más de su cuerpo. La bandera cubana siempre está izada. Dicen que desde que llegaron, plantaron su base de operaciones, y no existe motivo para bajar a la Patria de donde tiene que estar.Un trabajador, claramente agotado, me señala hacia una dirección donde venía un hombre corpulento y de abundante barba que conversaba con algunos pobladores, casi todos niños. Él es Kcho, me dice, y continúa con su trabajo. Me despido. Saludo al barbudo desde la distancia y al notar que me acerco se detiene y manda a un pequeño a buscarle su casco amarillo con el nombre de la Brigada Martha Machado. Esto también es trabajo y, como tal, hay que ponerse el uniforme, comenta risueño.“Hoy ha sido un día largo. Voy a bañarme al río. Ellos vienen conmigo porque sus padres no los dejan bajar solos. I´m going to take a shower” (voy a tomar una ducha), dice en inglés a modo de jarana.“Nosotros estamos aquí desde el domingo 27, hace casi un mes. Nuestras labores están enfocadas en recuperar las escuelas y casas afectadas por el paso del huracán Oscar. Lo primero que hay que salvar es eso, las escuelas. Existe una diferencia enorme entre una escuela ubicada en Centro Habana, y otra aquí en Yumurí. Aquí es como si fueran imperios de la alegría.“Fue cuando Matthew, la primera vez que pisé esta tierra, que vi el estado en que quedó todo. No me podía quedar así, de brazos cruzados. Entonces encargué un camión de madera y, recuerdo que bajo lluvia descargamos todo aquello. Esa misma noche empezamos a armar la carpintería y… a trabajar en pos de la recuperación.“La mayoría de los trabajadores de la brigada Martha Machado son oriundos de aquí, de esta comunidad. Se reúnen con sus familias cuando terminan el trabajo. Muchos tienen hijos, padres, abuelos, y es grato verlos, después de tanta ayuda prestada en todo el territorio nacional, regresar al terruño para levantar todo aquello que los vientos y la lluvia derrumbaron.“Ellos han estado trabajando conmigo durante nueve años, casi siempre después de que pasa un ciclón, huracán u otro evento meteorológico. Trabajaron cuando pasó Matthew; Irma, por Camagüey; en el tornado de La Habana; en el Alberto, que afectó a Pinar del Río en el 2018, como también el Ian…o sea, llevamos dos años seguidos trabajando en Pinar…“Las 16 escuelas que están en la carretera de La Coloma, allá en Pinar, la construimos nosotros, al igual que el centro donde se inauguró de manera nacional el pasado curso escolar. Y fueron esta gente, los de Yumurí, los que hicieron todo eso. Creo que eso vale mucho. Es como si hubiera un pedacito de este paraíso terrenal en cada escuela que levantamos.“Te pongo el techo, pinto un cuadro y te canto una canción… ese es nuestro slogan, una especie de premisa que tengo con mis muchachos. Y es que cuando pasa un ciclón de esta magnitud, las personas no quieren escuchar a Pavarotti, ni a Phill Collins…, nada. Ellos lo primero que quieren es recuperar sus cosas, a veces imposible, pero todo cuanto esté a nuestro alcance se lo damos de corazón. Nunca cobramos nada, solo el GRACIAS sincero.“La Brigada se ha alzado dos veces con la bandera de proeza laboral que otorga la Central de Trabajadores de Cuba, y no es para menos. Algo que marca mucho a estas comunidades es la falta de empleo y opciones de trabajo para los pobladores. Por eso los niños de aquí, hijos de los trabajadores en su mayoría, muestran desde pequeños su interés en formar parte de la Brigada, pero para ellos es que construimos las escuelas, porque la Brigada también necesita de ingenieros, arquitectos, artistas…“Generalmente radicamos en Pinar del Río, donde construimos una finca de autoconsumo, y gracias a ella es que nos abastecemos gastronómicamente. No se concibe que vayamos a un lugar a pegar la gorra. Somos más de 90 bocas que alimentar. Imagínese a un compañero que se pasa el día entero trabajando, cuando termina, ¿cómo tiene el estómago? Nosotros aquí vinimos a dar, no a quitar.“Pensamos seguir construyendo escuelas. Actualmente tenemos tres campamentos activos: mi estudio en La Habana, en el barrio Romerillo; el campamento en el kilómetro 20 de la carretera de La Coloma, y la base de aquí. Vamos a hacer otro, en Artemisa, que se llamará Comandante Juan Almeida Bosque, y uno en Granma que nombraremos 26 de Julio. Nos estamos expandiendo.“Considero que somos necesarios también. Las personas necesitan ayuda para hacer sus cosas. Ahora, imagínate que a una persona que perdió su techo, le damos todas las tejas regaladas, y se las dejamos en la puerta de su casa. ¿Cómo se hace para ponerlas si no sabe? Ahí es donde también entramos nosotros. Incluso, hemos visto que, por desconocimiento desechan tejas que se pueden reutilizar para otras cosas.“Nosotros estamos preparados, estas personas saben hacer de todo, y yo también me preparé. Hace 16 años yo no sabía poner un techo, tirar una placa, nada. Aprendí en La Isla de la Juventud, con un maestro que se llamaba Fidel. Él me enseñó a nivelar, a cimentar, todo…“Ya nosotros terminamos con la escuela de Yumurí, y estamos concluyendo la de la comunidad Mata-Guandao, un poco antes de llegar aquí. Mandé a buscar más madera allá en Pinar del Río porque se nos está acabando. Vinimos listos para acá y no tenemos que esperar a que nos den nada.“Sí, todos los materiales los financiamos nosotros. Para mí es un concepto mayor del arte en el que todo lo que ganamos pintando cuadros y haciendo exposiciones, lo invertimos en este pueblo tan necesitado.“Ahora mismo está sucediendo la Bienal de La Habana. Yo soy hijo de la Bienal, a ella le debo mucho porque yo crecí con ella, pero siento que mi lugar ahora mismo es aquí. Incluso estoy haciendo un evento llamado La Bienal de Yumurí, donde expondremos cuadros míos, de los niños e incluso de los adultos. Ahí están los cuadros expuestos.“Al pueblo le digo que hay que trabajar. Solo mediante el trabajo podemos salir adelante y recuperar lo que tanto se ha perdido. No somos ricos, pero existe una fuerza de voluntad tremenda, y lo digo en cualquier lugar del mundo en que me he parado. Nunca he visto un pueblo como el mío donde, luego de tantas catástrofes, nos levantamos con más fuerzas y somos capaces de reír, de cantar.“Hace dos años, exactamente el 20 de junio del 2022 tuve un encuentro con el Papa Francisco, éramos más de 200 artistas del mundo. Entonces nos dijo el por qué nos había convocado: nosotros, los artistas, tenemos el poder, la influencia para cambiar el mundo, y se empieza a cambiar por los menos desfavorecidos. Ahí rápido me acordé de Martí y su frase “…con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar”.“Siempre recordaré los inicios de la brigada Martha Machado. Fue con el Comandante en Jefe Fidel Castro, y él me dijo, Kcho estás embarcado. Ahora todas las personas de Cuba, cuando pase un siniestro de gran magnitud, van a clamar por tu presencia. ¿Tú crees que puedas dar abasto para tanta demanda? Si fallas, las personas nunca te lo van a perdonar, concluyó, y bueno… aquí estamos, con el pie en el estribo.“Mi bandera cubana siempre está izada. Solo cuando llueve es que la retiramos, y la volvemos a subir cuando escampa. La Patria siempre está conmigo. Considero inadmisible que ostentemos símbolos y banderas de otras nacionalidades, y de la nuestra nada. Y mírenla ahí, ondeando tan bonita y glamorosa. La verdad es que es inspiradora”.Kcho nos despide y va rumbo al río con los niños, sus amigos. Cuando nos vamos, el equipo se adelanta y yo me quedo rezagado observando la bandera, mi bandera de la estrella solitaria en contraste con el ocaso inminente. Es como si se despidiera de nosotros.Al alejarnos, los fotógrafos aprovechan para hacer capturas del cañón de Yumurí y de El Yunque, que se ve en la distancia. También distinguimos cómo, desde el río, unas siluetas juegan en el agua y alzan las manos cantando una canción; ojalá pudiera cantar con ellos: eran Kcho y sus amigos que nos despedían e invitaban, a otra ocasión, en el lugar donde no se descansa hasta que la última escuela esté en pie.(Tomado de Venceremos)Vea además:Kcho y el peso de la isla Cultura – Cubadebate