Alejandro Phillips revela el profundo respeto y humildad que alberga por la tarea de encarnar a una figura tan ilustre como Teófilo Stevenson. Estaban presentes el deseo de honrar el legado de un icono, el miedo a no haberlo logrado por completo y la conciencia de que, al final, sólo el propio teófilo podía determinar si la esencia de su persona se expresaba con exactitud en su auténtica persona. . The human behind the myth, Phillips behind Teofilo Stevenson (Fotos y Podcast) appeared first on Cubadebate.
Alejandro Phillips revela el profundo respeto y humildad que alberga ante la tarea de retratar a una figura tan ilustre como Teófilo Stevenson. El deseo de honrar el legado de un icono, el miedo a no haberlo conseguido del todo y la conciencia de que, al final, sólo el propio teófilo podía determinar si la esencia de su persona se expresaba con exactitud en su auténtica persona estaban presentes. . The human behind the myth, Phillips behind Teofilo Stevenson (+ Podcast and Photos), appeared first on Cubadebate.
Rodaje de la película Teophile. Foto: Cortesía del entrevistadoSi Stevenson pudiera ver la película, ¿qué le gustaría que sintiera al ver su actuación? «Si la viera. . . me gustaría que me gritaran ‘Pirolooo’. De Pirolo a Pirolo», jura y vuelve a la pregunta. «Si la viera. . . No lo sé». Así, Alexander Phillips revela la profunda humildad y respeto que siente por la responsabilidad de haber interpretado a una figura tan emblemática. Detrás de él está la complejidad de encarnar a un icono: el deseo de honrar su legado, el miedo a no haberlo conseguido del todo y la conciencia de que, al final, sólo el propio teófilo podría juzgar si se ha captado con autenticidad la esencia de su persona. Esta respuesta introspectiva abre una ventana al proceso emocional del actor, que más que buscar aprobación, demuestra un genuino compromiso artístico y humano con el personaje representado. ¿Cómo ha preparado físicamente su cuerpo para encarnar a un boxeador olímpico como Stevenson? «El proceso fue extremadamente complejo. Sin duda representó el mayor reto de mi carrera como actor. Siempre digo que ni siquiera he tocado los parchís, así que meterme en un deporte tan técnico como el boxeo fue abrumador en todos los sentidos». Comencé mi entrenamiento en el gimnasio Rafael Trejo de La Habana Vieja, bajo la dirección de Alberto González Catula, a quien siempre estaré agradecido. Recuerdo perfectamente mi primer día: cuando le expliqué que era actor y el objetivo de mi preparación, su respuesta fue contundente: «Mi principal preocupación es si puedes aguantar 30 segundos en el ring». En aquel momento no lo entendí del todo, pero al subir al cuadrilátero comprendí la verdadera importancia de la resistencia física. «Durante varias semanas, el entrenamiento se centró únicamente en dominar la postura básica. Sentía que no avanzaba, pero Alberto insistía: ‘Este es el punto de partida. Sin una base sólida, nunca serás capaz de ejecutar un golpe correctamente. ‘ La simple posición de combate, aparentemente sencilla, resultó ser un reto técnico considerable». A ello se añadía un exigente programa de acondicionamiento físico. Llegamos a correr 6 kilómetros diarios, combinados con un riguroso trabajo muscular. Mi complexión delgada contrastaba con la imponente imagen de Stevenson, y aunque Alejandro Gil siempre aclaró que buscaba una interpretación y no una imitación, era fundamental lograr una presencia física convincente que respetara la imagen del tricampeón. «El proceso incluyó un meticuloso plan nutricional: estricto control calórico, equilibrio preciso entre hidratos de carbono y proteínas, y uso de suplementos como la creatina. Cada aspecto, desde la alimentación hasta la técnica más básica, requería una atención constante para construir no sólo un físico, sino la esencia de un icono del boxeo». Alejandro (Gil) siempre tuvo una cosa muy clara, algo que me repetía constantemente: ‘Lo fundamental es el espectáculo, que el público disfrute de combates intensos, que admire las habilidades boxísticas y que, al verte en acción, pueda revivir las emociones que Teófilo Stevenson despertaba en el ring’. Ese fue uno de los pilares que defendió en mi interpretación y en su visión, que pretendía transmitir con su película. «Rodaje de la película Teófilo. Foto: Cortesía del entrevistadoTras completar las audiciones en el Instituto Superior de Arte (ISA), Alejandro Phillips conoció a José Miguel Pérez» Jochi, «el vicedecano de la institución. Este último se reunió con el cineasta Alejandro Gil, quien le dijo que buscaba un actor con unas características muy concretas para un proyecto. Sin dudarlo, Jochi le contestó», No sigas buscando, ya tengo a la persona que necesitas. » Poco después, Phillips recibió una llamada en la que le informaban de que Gil quería reunirse con él para hablar de una película. La reunión tuvo lugar en un café, donde el director empezó a detallar la exhaustiva investigación que había realizado, destacando la importancia de Teófilo Stevenson no sólo para Cuba, sino para el mundo del boxeo. A medida que escuchaba, el actor se sentía cada vez más atraído por la idea, aunque aún ignoraba que el papel que Gil tenía en mente para él era nada menos que el del legendario púgil cubano. En un momento de la conversación, Phillips se excusó para ir al baño. Cuando volvió, se dio cuenta de que ambos le miraban riéndose. Fue entonces cuando Gil, entusiasmado, le confesó:» Ya lo he decidido. Fue amor a primera vista. Me gustaría que interpretaras a Teófilo. «La sorpresa fue tal que el actor no supo cómo reaccionar ante la avalancha de emociones que le invadió en aquel momento. A partir de ahí, comenzó un intenso proceso de preparación, asumiendo el enorme reto de dar vida a una figura tan icónica. En una segunda reunión, Gil le entregó el guión, marcando así el inicio de una aventura cinematográfica que le llevaría a sumergirse por completo en la historia del tricampeón olímpico. Sobre Jochi, hay una anécdota que Alexander guarda con especial cariño. Fue, sin duda, el visionario de un momento que marcó su camino». Ocurrió durante mis pruebas de acceso al ISA, cuando Jochi actuaba como vicedecano de la facultad de arte teatral. Al final del examen, mientras firmaba las actas administrativas a varios profesores, hizo algo inesperado: llamó la atención de todos y anunció: «Mirad, este instante es histórico. Este joven llegará lejos, y yo tendré el honor de recibir su primer autógrafo. «Sus palabras, pronunciadas con ironía, pero también con convicción -refiriéndose a mi simple firma en aquel documento-, me dejaron perplejo. Profe, no exagere», le contesté entre risas, «ni siquiera he empezado a soñar con ello. ‘ Cinco meses después, la vida me daría la razón. . . y él también». Fue el propio Jochi quien se puso en contacto con él para revelarle que me había recomendado a Alejandro Gil. Aquella llamada sería el detonante de todo lo que vino después: el encuentro en el café, la revelación del proyecto sobre Teófilo Stevenson, y la transformación que Phillips viviría al encarnarlo. * * * Rodaje de la película Teófilo. Foto: Cortesía de la entrevista- ¿Qué aspectos psicológicos de Teófilo le resultaron más complejos de interpretar? «No se trata de un aspecto concreto, sino de captar la esencia completa de lo que significaba ser Teófilo. Para entenderlo hay que contextualizar su origen: nació en La Granúa, una comunidad de la Central Delicia en Puerto Padre, municipio que entonces pertenecía a la provincia Oriente. Imaginemos a un joven que, en apenas dos años de preparación con la selección nacional, se convierte en campeón olímpico a los 20 años. Este cambio radical en su vida implicó una profunda transformación psicológica». A ello se sumó su entorno familiar. Su madre, como se refleja en la película, no siempre entendió su camino. Hablamos de una época en la que surgían nuevas oportunidades para los jóvenes, y él eligió el deporte, un camino incierto que finalmente le llevó a la gloria. De repente, este chico fue el responsable de representar no sólo al boxeo cubano, sino a toda la nación durante la Guerra Fría, cuando el deporte se convirtió en un símbolo de la Revolución. «Esa presión constante, ese peso de las expectativas, marcó su psique. Lo que salvó a Teófilo fue su enorme calidad humana. Después de su primera medalla olímpica, vivió años de exigencia extrema: debía cumplir no sólo por sí mismo, sino por su escuela de boxeo, el deporte cubano y el país. Analizando todo esto, entendemos por qué su psicología es tan compleja de interpretar». Como actor, me centré en captar esa esencia: entender qué lo movía, cómo procesaba cada decisión. No son aspectos aislados, sino la riqueza psicológica de un hombre que vivió una transformación única. «Interpretar a un púgil significa entender su vida cotidiana. Los boxeadores desarrollan una mentalidad particular por la naturaleza de su entrenamiento: actividad física constante combinada con pensamiento táctico. No se trata sólo de golpear, sino de calcular cada movimiento. Esto condiciona tu forma de hablar, de mirar y de reaccionar, casi como un animal siempre alerta». Theophile mantuvo ese instinto deportivo mientras se relacionaba con distintos círculos: desde sus raíces en Puerto Padre hasta personalidades internacionales. En la película veremos cómo encontraba el equilibrio entre estos mundos, aunque a veces la incomprensión le superaba. Esa dualidad -el combatiente en el ring y el hombre culto fuera de él- añade otra capa a su fascinante psicología. «Rodaje de la película Teophile. Foto: Cortesía de los entrevistados Es esencial comprender que Teófilo es una película de ficción inspirada en la carrera deportiva del legendario boxeador, no un biopic estricto, Phillips responde al equilibrio entre investigación histórica y libertad creativa». Alejandro Gil, en su guión, no sólo aborda la figura de Stevenson, sino que amplía la narración para incluir la escuela cubana de boxeo, los deportistas de la época y el contexto social de los años 70 en Cuba. Fue una década de efervescencia revolucionaria, donde surgió el concepto de ‘hombre nuevo’ y toda la sociedad se implicó en la construcción de un futuro. Teófilo, como figura emblemática, sirve de puente para explorar esta compleja realidad histórica. «En su preparación, el actor llevó a cabo una amplia investigación: leyó todos los artículos sobre Stevenson, habló con personas que le conocieron y discutió a fondo con él sus combates». Había elementos esenciales que Alejandro Gil quería destacar: su extraordinario talento como púgil, su estilo de boxeo único y su excepcional carácter humano. «El aspecto físico requirió un riguroso entrenamiento para acercarse a su peculiar estilo de combate: un boxeador de media y larga distancia, con extremidades largas y un jab poderoso. Pero más allá de la imitación técnica, se buscaba comprender su forma de moverse, de hablar y de comportarse». Un hecho clave fue su herencia cultural: hijo de padre no cubano, criado en un ambiente donde se hablaba inglés en La Crane, una comunidad de inmigrantes cercana a la Central Delicia. Estos elementos lingüísticos y culturales, junto con el acento oriental, ayudaron a construir una interpretación más orgánica, «explica el joven». El guión fue mi brújula principal, ya que me proporcionó las situaciones concretas que ayudaron a dar forma al personaje. La clave era encontrar un equilibrio: respetar la esencia del Stevenson real que el público recuerda, manteniendo al mismo tiempo la libertad creativa que permite una obra de ficción. Como actor, añade, su reto era interpretar a Teófilo sin perder mi propia identidad»: Alejandro Phillips dando vida a Stevenson, no tratando de sustituirlo». Evitamos conscientemente los clichés, tratando de captar la esencia del hombre detrás del mito, guiados por la visión de Alejandro Gil como director. «Rodaje de la película Teophile. Foto: Cortesía de la entrevista- ¿Cómo le ayudó su formación en el ISA y en la Escuela de Arte de Santa Clara a abordar este papel»? Mi preparación en estos dos centros fue la base fundamental para afrontar un personaje de esta magnitud. Todo lo que sé de interpretación lo adquirí en estas aulas, son las herramientas esenciales que permiten a un actor abordar papeles complejos como el de Teófilo Stevenson. Tuve el privilegio de aprender de excelentes maestros, cada uno con su metodología y visión particular del arte dramático, que enriquecieron mi formación integral. «Sin embargo, aprovecho para señalar una carencia en nuestro sistema de enseñanza artística, particularmente en la especialidad de actuación. Existe una deuda pendiente en la preparación para los medios audiovisuales. Nuestras instituciones han privilegiado tradicionalmente el teatro, dejando menos espacio al estudio de las técnicas específicas del cine y la televisión. Este vacío formativo se hace evidente cuando muchos licenciados, como fue mi caso, se enfrentan por primera vez a un plató cinematográfico sin el bagaje técnico necesario». Mi experiencia personal así lo demuestra: Debuté ante las cámaras con un protagónico en una película como Teophile, una situación muy desafiante. Los códigos del cine de estudio difieren radicalmente de los teatrales (aspectos como la economía gestual, la continuidad emocional en planos fragmentados o la interacción con los equipos técnicos requieren una formación específica). «Sugiero reforzar la colaboración entre las escuelas de arte tradicionales y las instituciones especializadas, como la EICTV de San Antonio de los Baños. Los estudiantes merecen acercarse a la realidad profesional que van a encontrar, donde el audiovisual ocupa un espacio cada vez mayor. No se trata de abandonar las bases teatrales -que considero fundamentales-, sino de complementarlas con herramientas para desenvolverse en los diversos medios que conforman el panorama actual de la representación». * * * Rodaje de la película Teófilo. Foto: Cortesía del entrevistador Alejandro Phillips considera el teatro como la matriz fundamental de la interpretación actoral. En las tablas, dice, es donde se adquiere esa energía vital que luego se puede canalizar hacia otras formas de expresión artística. «Mi formación teatral me ha proporcionado todas las herramientas esenciales para este oficio: es el espacio donde descubrí mis capacidades emocionales, aprendí a reconocer mis detonantes creativos y exploré los límites físicos y expresivos de mi cuerpo». Aunque el cine funciona con códigos diferentes -más íntimos y técnicos-, el joven intérprete considera que el teatro es su base insustituible. «Para cualquier actor, independientemente del medio en el que se desenvuelva, la experiencia teatral funciona como ese faro guía que ilumina el camino. En mi caso particular, se lo debo absolutamente todo a mi recorrido por los escenarios». Por otro lado, su experiencia en la stand-up comedy, donde escribe sus propios monólogos, ha sido una formación complementaria inestimable. «Este ejercicio me ha entrenado para analizar los procesos sociales y humanos con una mirada aguda, capacidad fundamental para investigar para un personaje como Teófilo». El stand-up le enseñó ese principio esencial: «En la ensalada, lo importante es la lechuga». Esta capacidad para identificar lo medular dentro de lo accesorio le resultó clave durante el proceso de documentación sobre Stevenson. «Además, la interpretación del humor en directo es un entrenamiento constante de la presencia escénica: esa capacidad de escuchar con atención, reaccionar con autenticidad y mantener alerta los cinco sentidos, competencias que trasladé directamente al set de rodaje». Si se inculca el humor como un componente orgánico de la narrativa de la película, Phillips afirma que ésta contiene de forma natural toda la gama emocional humana: hay espacio para la risa, el llanto, la emoción y la tensión. «Estos momentos humorísticos no surgen de una imposición de mi formación cómica, sino que emergen orgánicamente de las situaciones que vive el personaje y del tono general que propone la película». Son estas circunstancias particulares de la historia las que generan comicidad, demostrando que incluso en una historia dramática como ésta, la vida siempre encuentra formas de mostrar su ironía y su ligereza. El humor aparece como un aliento natural dentro de la intensidad narrativa, enriqueciendo la complejidad emocional del conjunto. * * * Rodaje de la película Teophile. Foto: Cortesía de la entrevista- ¿Ha cambiado su perspectiva sobre la interpretación después de involucrarse en este proyecto? «No creo que haya cambiado mi visión de la performance, más bien encontré nuevos mecanismos, recursos y formas que me sirvieron para este proceso en particular. Sin embargo, creo que el arte de interpretar va mucho más allá. Cada personaje es único y requerirá esfuerzos, estrategias y enfoques diferentes». A lo largo de mi formación, he estudiado diversos métodos actorales, pero al final, cuando te enfrentas a un papel, acabas haciendo una especie de collage, combinando herramientas en función de lo que funciona para cada escena. Esto puede variar en futuros proyectos, ya que cada interpretación exige cosas diferentes. «No diría que mi perspectiva cambió, pero los conceptos se reforzaron y pude aplicar técnicas que antes no había explorado. La interpretación es tan amplia que tú eliges qué caminos tomar. En resumen, este proyecto me enseñó mucho». – ¿Qué espera que el público cubano e internacional descubra sobre Teófilo a través de su interpretación? «Sería pretencioso por mi parte decir lo que deben descubrir. Sólo espero que vean a un teófilo humano, al gran atleta, y que disfruten de la película. Lo más importante es que la gente pueda verla, y luego, como dice Taladrid, que cada uno saque sus propias conclusiones». – Después de este reto, ¿le interesaría explorar más papeles históricos o preferiría volver a la comedia? «No me limito a un solo género. Soy actor y me gusta asumir retos diferentes según las circunstancias. Seguiré haciendo teatro, stand-up comedy, y si surge otro proyecto cinematográfico, por supuesto que lo haré». En Cuba, el cine depende más de las oportunidades que de las propias decisiones. Muchos actores con talento quieren trabajar en él, pero no siempre se dan las condiciones. Si la vida me da otra oportunidad, la aprovecharé. Mientras tanto, seguiré dedicándome a lo que me gusta, sin meterme en un camino. «- ¿Cree que interpretar un papel de esta magnitud podría estorbarle? Es inevitable que un personaje tan emblemático como Teófilo Stevenson deje huella en mi carrera. Siempre se me recordará como el actor que dio rostro a esta leyenda, pero personalmente, aspiro a seguir explorando otros papeles. «No se trata de construir, sino de seguir trabajando. No voy a repetir el mismo personaje, pero estaré preparado para lo que venga, poniendo la misma pasión. Por ahora, estoy contento y orgulloso de esta oportunidad». Ojalá el público disfrute de la película y se emocione tanto como cuando Teófilo inspiró al mundo con sus combates. El futuro lo decidirá la vida». * * * Rodaje de la película Teophile. Foto: Cortesía del entrevistadoLos sacrificios y cambios de Alexander durante estos tres años de preparación fueron muchos. Se dedicó por completo a entrenarse para la película, trabajando en un restaurante para costearse los gastos del entrenamiento y los viajes. No en vano, Alejandro Gil bromea diciendo que Phillips se merece un documental. «En aquella época vivía en Centro Habana y me preparaba físicamente con el Dr. Montesino. Durante mucho tiempo, viajé al Estadio Panamericano en la Vía Panamericana para cumplir con mi rutina de ejercicios y acondicionamiento. Todo ello supuso un importante desembolso económico, que tuve que compaginar con mi trabajo en el restaurante y con mis estudios de teatro en el ISA, lo que fue todo un reto. También tuvo que tomar decisiones importantes, como rechazar personajes que le ofrecían en telenovelas, pues son proyectos que demandan mucho tiempo. «Siempre tenía miedo de que coincidieran con el posible inicio de la película, por lo que constantemente decía que no. Afortunadamente, todo se concretó, pero hubo muchas oportunidades a las que renuncié para priorizar mi preparación y esperar el momento adecuado». Fue un periodo marcado por la incertidumbre y la espera, dice, algo muy difícil de soportar. Sin embargo, todo cambió cuando nació su hijo. «En cierto modo, fue como si su llegada hubiera puesto en marcha la película, porque quizá, sin ese impulso, habría fracasado en mi empeño. Pero rápidamente, como una bendición, empezó la producción, seguida de la fase de prefilmación y luego el rodaje». Ahora, mirando hacia atrás, aprecia profundamente todo lo que vivió. Aquellos años le enseñaron disciplina, constancia, resiliencia y resistencia. Fortalecieron su capacidad de concentración, de trazar objetivos claros y de cultivar una paciencia casi monástica para seguir preparándose sin desviarse. También transformaron positivamente su físico: «Mi cuerpo no es el mismo, y hoy me siento mucho mejor gracias a esos entrenamientos. Ahora estoy en otro proceso de desentrenamiento, porque esto no ha terminado». Sin duda, esta experiencia supuso un crecimiento integral en la vida de Phillips. «A nivel personal, maduré mucho, estudié incansablemente y, en general, me proporcionó herramientas invaluables. Hoy, con perspectiva, valoro cada sacrificio y cada cambio, porque forjaron lo que soy». * * * Rodaje de la película Teophile. Foto: Cortesía de la entrevista- ¿Qué significa para usted, como cubano, interpretar a un icono nacional como Stevenson? «Orgullo y responsabilidad». – ¿Cómo manejas la responsabilidad de representar a alguien cuyo legado aún resuena en la memoria colectiva de Cuba? «Es algo enorme, una gran responsabilidad. Muy compleja. Tuve mucha presión durante mucho tiempo, y por eso también trabajé tanto para Teophile. Creo que todos los cubanos han oído al menos su nombre de alguna manera, y están presentes en la mente de mucha gente. Pero, precisamente, de eso va el cine: de redimensionar esos personajes que la gente cree conocer, pero que en realidad no conoce en absoluto. Es una ecuación muy peculiar, pero así funciona con las grandes personalidades. «Hoy, sin embargo, me siento en paz. Sobre todo por el apoyo de la familia, por cómo me acogieron, cómo confiaron en mí, cómo me apoyaron. Creo que ellos también están satisfechos de lo que hemos conseguido». La clave para asumir un reto así es trabajar con dedicación, poner pasión, amar lo que haces y, en mi caso, confiar plenamente en Alejandro Gil, el director de la película, el creador del proyecto, que me guió durante todo el proceso. «Ese es mi ABC al que enfrentarme. Y cuando empiezas a admirar a alguien, como ahora admiro a Teófilo Stevenson, eso te impulsa a dar el máximo en cada momento, en cada secuencia, en cada instante. Así que, pase lo que pase, sea cual sea el resultado final para el público, estoy tranquilo. No os preocupéis por mí, por Teófilo, por Alejandro, por el equipo, por mi familia. Porque lo di todo, con amor, con pasión, con disciplina, con esfuerzo y con la esperanza de que la gente lo reciba con el mismo cariño con el que se hizo. Al fin y al cabo, eso es lo más importante: la película». Rodaje de la película Teophile. Foto: Cortesía de la entrevista Rodaje de la película Teophile. Foto: Cortesía de la entrevista Película de la película Teophile. Foto: Cortesía del entrevistado
Cultura – Cubadebate