Se me ocurrió como homenaje al apellido del legendario pronosticador Francisco Garca Dana, recordar a Angel Rivera sobre la creación de un término que no tiene 40 años.
«Pues me das una alegría», confiesa en la mañana de este martes el reputado meteorólogo Ángel Rivera, sabedor por EL PAÍS de que su palabra danesa (acrónimo de depresión aislada en niveles altos, una embolia de aire en capas altas de la atmósfera conocida popularmente como gota fría) acaba de entrar en el Diccionario de la Lengua Española junto a espoiler, suero, teletrabajar y tabulé. Inmediatamente después, Rivera pregunta si la Real Academia Española (RAE) «ha aceptado dana en minúscula» y la respuesta, felizmente, es afirmativa. «Perfecto, así, perfecto. Lo importante es que lo escribamos en minúscula como frente frío o borracho, porque, si va en mayúscula, se puede confundir con su propio nombre y no lo es, es un fenómeno de la jerga meteorológica», aplaude Rivera. Acto seguido, este veterano experto, que fue jefe de predicción de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) y su portavoz durante 38 años de servicio público antes de jubilarse en 2012, se suicida: «Es una alegría, pero relativa, porque siento mucho pesar en mi interior de que un término limpio, blanco, técnico, objetivo, haya acabado asociado desgraciadamente a una terrible catástrofe que ha dejado más de 200 muertos». Más informaciónLas palabras espoiler, dana, suero, teletrabajo y tapulé entran en el ‘ Diccionario de la Lengua Española ‘ Preguntado por lo que hace la RAE de la definición del vocablo – «Depresión en niveles altos de la atmósfera que se mueve de forma independiente y puede producir grandes perturbaciones con precipitaciones muy intensas»- no le gusta demasiado la forma independiente que «se mueve de forma independiente». «No es una barbaridad, pero no lo es exactamente, ya que es independiente de la circulación principal, pero sí tiene conexión con otras corrientes secundarias de la atmósfera de menor importancia, de hecho se mueve a través de esa conexión». «Lo que ocurre es que, en la época en la que la bautizamos, no teníamos los satélites que hay ahora o casi herramientas, por lo que parecía totalmente independiente, pero ahora sabemos que no es así». La dana es un fenómeno que se produce cuando «se estrangula un meandro muy profundo del chorro polar o corriente general en altura», según Rivera, que no ha sido consultado para elaborar esta definición. Tampoco la RAE ha recurrido a los expertos de la Aemet para ponerse de acuerdo sobre una palabra ya aceptada por la Fundéu en 2023. Hay que creer que la hoy omnipresente Dana, que está entre las más buscadas en Google en 2024, no tiene ni 40 años. Cuenta el experto que el término surgió en el seno del antiguo Instituto Nacional de Meteorología (INM, entonces Aemet) a finales de los años 80, aunque no recuerda la fecha exacta, cuando pretendían acabar con el uso y abuso de la expresión «gol frío», que no les gustaba nada. Gota fría es una traducción del alemán Kaltlufttropfen que introdujeron los meteorólogos en España en los años 40 y que «pobló en los 50 Mariano Medida en televisión». El problema es que provocó artículos científicos al no ser una palabra técnica y que su uso se había pervertido. «Medina había utilizado muy correctamente gota fría, pero el término se calentó tanto que, a partir del pantano de Tous de 1982, se estaba llamando gota fría a cualquier lluvia torrencial o inundación y no todas las lluvias torrenciales están provocadas por una dana ni una dana implica necesariamente lluvias torrenciales, aunque su presencia es un factor muy importante para desencadenarlas», explica el experto. Volviendo al concepto y al término en inglés, cutt-off low (depresión separada o cortada), optaron en español por el calificativo aislado y se dieron cuenta de que podía funcionar dana como acrónimo añadiendo «un matiz importante» a la expresión inglesa, «en niveles altos de la atmósfera», con la gran fortuna de que aquella palabreja coincidía con el apellido de Francisco García Dana, responsable del Centro de Análisis y Prehab. «Se me ocurrió hacer un homenaje al apellido de este histórico maestro de predictores, que había sido mi mentor y el segundo de a bordo de Mariano Medina», rememora Rivera. No estuve sola en aquellas deliberaciones. «Éramos un pequeño grupo de cinco o seis personas, entre ellas Paco Martín y Ricardo Riosalido. Exploramos numerosas opciones y nos gustó Dana. Fue en un momento posterior cuando nos dimos cuenta de que, por cierto, era el recuerdo de un excelente meteorólogo», añade Rivera. Lo más curioso de la historia es que el padre de la Dana, en su momento uno de los fenómenos más complejos de predecir, no confiaba en sus posibilidades de abordaje entre el público y los medios de comunicación: «La verdad, pensaba que no iba a hacer fortuna». La Aemet se congratula también de que la RAE haya dado carta de naturaleza hasta el final. «Nos parece que hemos entrado Dana en la RAE, ya que su uso es cada vez más común y el diccionario a lo que se dedica, precisamente, es a recoger términos comunes», dice Rubén del Campo, sucesor de Rivera al frente de la portavocía de la Aemet. En cuanto a la definición, les parece un acierto, ya que «queda claro que una dana es un fenómeno atmosférico y lo distingue de los efectos que produce». «Es decir, el dana es la causa (o una de las causas) de las lluvias torrenciales (posible efecto), aunque no siempre que viene un daa se producen estas lluvias intensas. De hecho, además de la presencia de un dana, se necesitan otros ingredientes. Y no siempre que hay lluvias torrenciales hay un dana presente», subraya Del Campo. BabeliaLas novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal.
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El reputado meteorólogo Ángel Rivera nos confesaba esta mañana por teléfono que su palabra danesa, «acrónimo de depresión aislada en niveles altos, una embolia de aire en capas altas de la atmósfera conocida como gota fría», acaba de entrar en el Diccionario de la Lengua Española junto con espoiler, suero, teletrabajar y tabulé. Inmediatamente después, Rivera pregunta si la Real Academia Española (RAE) «ha aceptado dana en miniscula» y la respuesta, felizmente, es afirmativa. «Perfecto, así, perfecto. Lo importante es que lo escribamos en minúscula como frente frío o borracho, porque, si va en mayúscula, se puede confundir con su propio nombre y no lo es, es un fenómeno de la jerga meteorológica», aplaude Rivera. Seguir leyendo