El paisaje como obra de arte

El Círculo de Bellas Artes de Madrid reclama en una exposición al arquitecto, pintor y pensador Dimitris Pikionis, quien sabía actualizar la tradición

  

Juan Miguel Hernández León y Covadonga Blasco ha curado una muestra en el Círculo de Bellas Artes —organizada con el Instituto Cervantes de Athens— donde muestran muy poco, dicen mucho. Eso fue precisamente el espíritu defendido por el arquitecto —y pintor y filósofo— Dimitris Pikionis (1887-1968), principalmente conocido por esa obra invisible e inmejorable: los caminos de piedra a la Acrópolis de Atenas. Más información Qué delicado el rompecabezas de las piedras ¿Cuáles son los esfuerzos del arte pero los de crear una mirada? Sus pensamientos sobre abstracción, forma, signo y legado son dibujados y borrosos en las obras que él construyó durante su vida. Así, el acceso a la Acrópolis habla de la Atenas de Pericles, pero también de nuestro tiempo. Construido a mano, más que dibujado en el avión, habla del rescate no ya de los edificios, también de los más pequeños, de los materiales más humildes, así como de levantar un nuevo mensaje con ellos que no destruye el anterior. Camino a la Acrópolis de Atenas. Fotografía dada por el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Círculo de Bellas Artes de Madrid La topografía estética mencionada en el título de esta exposición, escueta y Precioista, que se puede ver hasta el 27 de abril y vale muy poco recordar una figura clave, es la de la cultura griega. También de un suelo hecho de ruinas, llamas y olivos. Con esa coexistencia este arquitecto funcionó. Y en esa montaña salvaje se presenta en un retrato que abre la exposición y parece una imagen religiosa de encuentro y acción de gracias. Contemporáneo de Mies van der Rohe y Le Corbusier, Dimitris Pikionis no necesitaba empezar desde cero. Era un defensor de la calma, de tiempo lento. Formado como ingeniero en Atenas, estudió pintura y escultura en Munich y París, donde se convirtió en amigo de Giorgio de Chirico. La correspondencia entre los dos nutre esta exposición. Pero en el trabajo de Pikionis no hay lagunas ni metafísica. Apostó a integrar, por conciliar, por la suma contra el descanso moderno. «¿Qué significa ser griego y moderno?» El Comisionado Covadonga Blasco explica que para Pikionis «el arte era una transición de la naturaleza». Y eso demuestra sus acciones que podrían describirse como paisajismo hoy, como el arte de la tierra o ambos al mismo tiempo. Detalle de las piedras rescatadas para pavimentar el camino a la Acrópolis. Fotografía dada por el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Círculo de Bellas Artes de Madrid En 1935 levantó la Escuela Experimental en Tesalónica. El edificio protege un agujero en la ciudad. Los estudiantes del espacio juegan. Ese juego es el corazón de la enseñanza. Habló de «la forma de la esencia profunda de la tradición», pero esa forma está cambiando. Evoca algo conocido y sabe adaptarse. Consideraba que el arte griego, el helenismo, era sencillo y orgánico. Y que el artesano sabía ese lenguaje porque había aprendido «esa semilla que duerme en nosotros» con sus manos, desde el suelo, humildemente, del genio loci. Ese fue el reto: parecer lo que realmente eres. Reconozcanse. Su casa de Pouris en Marusi habla ese lenguaje sencillo e íntimo. Detalle de las piedras rescatadas para pavimentar el camino a la Acrópolis. Fotografía dada por el Círculo de Bellas Artes de Madrid. El Círculo de Bellas Artes de MadridPikionis dedica años a —podría decir— sembrar el camino hacia la Acrópolis. Hoy es un camino eterno. Parece que siempre estuvo ahí porque está hecho de restos, rescate. Forma un rompecabezas, un juego, un enigma y un legado. Sería hecho caminar mirando el suelo. Para bajar el aspecto y valorar el pequeño y llegar a la parte superior y saludar al más grande. Esta exposición, que incluye un video de ese camino y un gran retrato de Pikionis entre el retama, es, para todo esto, al mismo tiempo, un mensaje, un legado y una advertencia.

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Juan Miguel Hernández León y Covadonga Blasco ha curado una muestra en el Círculo de Bellas Artes —organizada con el Instituto Cervantes de Athens— donde muestran muy poco, dicen mucho. Eso fue precisamente el espíritu defendido por el arquitecto —y pintor y filósofo— Dimitris Pikionis (1887-1968), principalmente conocido por esa obra invisible e inmejorable: los caminos de piedra a la Acrópolis de Atenas. Seguir leyendo

 

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