El sorprendente Chan Li Po

Con su narrativa ética y sus creativos efectos sonoros, Félix B. Caignet, autor de obras célebres como Chan Li Po y El derecho de nacer, revolucionó la radio y el cine cubanos. Autor de canciones como El Ratoncito Miguel, está considerado como una de las figuras más significativas de la historia de la radio cubana. . The Amazing Chan Li Po fue el primer artículo en aparecer en Cubadebate.

 

Con su narrativa ética y sus creativos efectos sonoros, Félix B. Caignet, autor de obras célebres como Chan Li Po y El derecho de nacer, revolucionó la radio y el cine cubanos. Autor de canciones como El Ratoncito Miguel, está considerado como una de las figuras más significativas de la historia de la radio cubana. . The Amazing Chan Li Po appeared first on Cubadebate.

  

CubadebateInicio «Especial, Cultura» En este artículo: Cine, cine cubano, Cuba, Cultura, Felix B. Caignet, Literatura, Medios de Comunicación, Radio 3 de Julio 2025-124, Foto: Telesur. Cuba, al igual que Venezuela, fue un importante territorio receptor de numerosos emigrantes. Franceses residentes en Haití llegaron al oriente de Cuba, españoles también, sobre todo gallegos, los esclavizados africanos también se quedaron en la isla, y para la segunda mitad del siglo XIX, 125, 000 chinos llegaron a Cuba, muchos procedentes de Filipinas que era otra colonia española, mientras que 90, 000 llegaron de Perú. Llegaron con terribles contratos para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar y en la agricultura en general. A finales del siglo XIX también llegaron chinos que abandonaron los Estados Unidos de América huyendo del racismo y la discriminación, algo recurrente en aquella sociedad norteña. Un buen día apareció un chino muy particular en Santiago de Cuba. No era físico, pero lo creó el hombre que revolucionó la radio cubana y continental. ¿El creador de Chan Li Po? Félix B. Caignet. Foto: ArchivoChan Li Po era un hombre en permanente lucha contra el crimen, como luego lo sería con Marten Valienta, y predicaba la paciencia para acabar con las injusticias, y en el caso de Chan era detective. Fue el primer personaje de ficción ampliamente reconocido por el público cubano. Además, con esta serie, Félix B. Caignet introdujo la figura del narrador que lo sabía todo y también dejaba en suspenso a la audiencia y además proporcionaba todos los efectos sonoros imaginables (música, golpes, pasos, sonidos de campanas y gong, para que Chan Li Po lograra su justiciero objetivo). Por cierto, con esta serie se hizo la primera película de ficción de Cuba, en 1937. Utilizaba seudónimos muy curiosos, lo que ya daba una idea de su creatividad. Por ejemplo, «Doña A Misa», «Miss T. Riosa» y «Al Khan Ford». El más sencillo fue el primero que utilizó en la prensa escrita en 1918 porque era su segundo apellido, Solomon. La vida de este oriental cubano, que legalizó toda una revolución en la radio y en los programas de contenido dramático o de suspense, fue tan extraña como sobrenatural. No sólo eso: fue un músico igualmente creativo, que nos dejó entre otros temas «El Ratoncito Miguel», sí, eso, y «Frutos de El Caney», pueblo donde actualmente reposan sus restos, junto a los de sus padres. Se llamaba Félix Benjamín Caignet Salomón, pero siempre será Félix B. Caignet, el de Chan Li Po y el de «El Derecho de Nacer». Y es que si algunos ponen acento rítmico a su vida cotidiana, ése es el Caribe. El pregón forma parte del día a día, antes con la carreta y la voz en alto, ahora con el megáfono e incluso con los anuncios grabados, siempre asociados a la compra o venta de mercancías. El botellero, el manisero, el pescador, el chatarrero, el verdulero, el floristero forman parte de las historias de la calle en el Caribe. La protesta también, explícita o ensombrecida, muestra en la música la demanda y el reclamo. Félix B. Caignet nos dejó dos ejemplos extraordinarios, pues aunque se le reconozca más por su obra dramática radiofónica (luego televisiva y cinematográfica) no es menos cierto que musicalmente tuvo mucho éxito. En la parte de los pregones tenemos su tema «Frutos de El Caney» que está tan correctamente escrito como que se trata en este caso de un pueblo y no de un recinto. En «Veneración», Miguel Matamoros (que fueron compañeros de clase) también menciona el sitio: «Ve a Puerto Boniato, mira el cerro, ‘San Juan, ve a El Caney un rato, y prueba las frutas que allí son dulces, y si vas al Cobre». En la parte de protesta tenemos nada menos que «El Mattonita Miguel» que se llevó a Félix B. a prisión en el cuartel Moncada de Santiago de Cuba. El gobierno, por supuesto, descubrió que el sujeto se oponía al presidente Gerardo Machado (1925-1933) y que los santificadores ya habían recaudado dinero para ayudar a los rebeldes de la época. Surgió de niño, pero. . . .. Félix B. Félix Benjamín Caignet nació el 31 de marzo de 1892 en San Luis, en una finca cercana a Santiago de Cuba. Madre cubana y padre francés, de los que vivían en Haití (recuérdese la influencia francesa en el Oriente cubano). Se estableció en Santiago el primer Café Concert latinoamericano. Su padre quedó arruinado por el incendio de su finca, y luego paralítico. Félix fue entonces a la escuela pública donde se hizo compañero y amigo de Miguel Matamoros (¿sería el padre de Félix a quien Miguel dedicó «El Paralítico»? ). Del pequeño Félix B. entró en las letras, y así, ya joven escribió reseñas, poemas y reportajes. Fue a La Habana por primera vez en 1920, qué, por invitación directa de Enrico Caruso, el inmortal tenor, con quien había cargado y enviado a Estados Unidos una acuarela que había pintado. Caruso le envió la invitación y el dinero para cubrir sus gastos, para que pudiera verle cantar en la capital cubana. Ya en La Habana dedicó buen tiempo a las narraciones infantiles que luego se convertirían en radioteatros. Cuando regresó a Santiago, se incorporó a la emisora CMKC con programas infantiles, al tiempo que demostraba su inclinación musical. En 1934, estrenó el primer programa radial de corte policial dramático de la historia de América Latina: «La serpiente roja» (con Chan Li Po) e incorporó la figura del narrador al talento artístico. En 1936, de regreso en La Habana, partió a Argentina para cumplir compromisos «guionísticos» y al regreso estrenó otra serie: «Aladino y la lámpara maravillosa» en 1941. Luego vendrían «El precio de una vida», «El ladrón de Bagdad» y «Peor que las víboras». El 1 de abril de 1948 salió al aire «El Derecho de Nacer», con un plantel artístico de alto costo y la narración de Luis López Puente (¿recuerdan ese nombre? ). Las aportaciones de Caignet en aquella época ya eran seguras: los programas con regularidad (serios), el suspense y, sobre todo, la figura del narrador, que abría una fuerte veta de locución con estilo, intención y dicción real. Algunos críticos consideraron la obra de Caignet como cursi, banal, menospreciando el sentir popular y el hecho de que la cursilería, tan estudiada por los grandes escritores, es, sin más una herramienta literaria con la que se puede contar. Félix B. Caignet siempre consideró su obra como social. Revelaba algo de lo que había en la sociedad en la que le tocó vivir: la lucha contra la droga (Matamoros también escribió en 1928 su denuncia musical «La cocainomana»), la infancia abandonada y, en «El Derecho de Nacer», la discriminación racial. Alguna vez dijo: «Escribí sobre cosas que luego resolvería la Revolución». Muchos de sus seriales fueron llevados al cine. Pero más allá de todo eso, lo que más le gustaba a este hombre era escribir canciones. Con un amor imposible (virtual sin Internet) por una mujer que le escribía sin darse a conocer, Félix compuso «Quiero besarte», «En silencio» y más tarde su inmortal «Te odio» (Te odio / y sin embargo te quiero. . . . ). Con el tiempo conocería a la dama, pero los amores seguían siendo imposibles. Ella no se casó y Félix tampoco. Félix B. Caignet falleció en La Habana el 25 de mayo de 1976. Luego, el 25 de diciembre de 1992, sus restos fueron trasladados a su tierra natal, Santiago de Cuba, la hermosa tierra de cuentos que le hizo germinar su deseo de contribuir a una obra que, aunque ha hecho llorar a todo el planeta, sembró innovaciones y hasta se burló de los verdaderos cursileros: los retrógrados. Para Félix B. Caignet supo reunir en su obra de género dramático e incluso de suspense bases que integran códigos supremos de la cultura popular, una verdadera integración de lo lagrimal, y eso no lo consigue ninguno. Véase también: De nuevo en las telenovelas (Tomado de Telesur) Especial Cultura Vea también Estados Unidos de América OFAC sanciona a empresa de logística por envíos a Cuba 3 de julio de 2025, Nuevo memorándum de México contra Cuba 3 de julio de 2025, Rechazan el 12425 de México en 12425, 12425 de México, 12425 de México es un 12425, el 12425 de México, el 12425 de México es un 12425, el 12425 de México, el 12425 de México, el 12425 de México, el 12425 de México, el 12425 de México es un 12425, 1225, 1225, 12425, 1225, 1225, 1225, 1225, 1225, 1225, 1225, 1225, 1225, 1225, 1225, 1225, 1225, 1225, 1225, 1225, 12425, 1225, 1225, 1225, 1225, 1225, 1225, 1225, 1225, 1225, 1225, 1225, 1225, 1225, 1225, 1225, 1225, 12425

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