La obra de Gala Dalí sirve de hilo conductor a una exposición en Madrid dedicada al movimiento artístico más revolucionario de la historia del arte.
Armarium surrealista’, 1941, de Marcel Jean. © Marcel Jean Foto: © París, Les Arts Décoratifs/Jean TholanceEl 15 de octubre de 1924, André Breton publicó una colección de 30 poemas en prosa, Poisson soluble, con un prólogo titulado Manifiesto del surrealismo. Aquel texto fue el inicio de un movimiento artístico y literario que nació en Francia y acabó extendiéndose por todo un imperio creativo (Bélgica, Estados Unidos, México, España. . . ) en el que el arte se entendía como una fascinante forma de vida marcada por lo extraño, lo irracional y lo incongruente. Los creadores más jóvenes apuntaban a una corriente cuyas imágenes eran pura poesía y ni siquiera el artista entiende o puede explicar de dónde vienen. René Magritte, Salvador Dalí, Luis Buñuel, Giorgio de Chirico, Joan Miró o Remedios Varo son algunos de los nombres más conocidos del movimiento, pero hay mucho más que abordar. Más información El Surrealismo cumple cien años, pero tuvo una precuela en BarcelonaLas grandes celebraciones del centenario del manifiesto comenzaron el año pasado en los Musées Royaux des Beaux-Arts de Bélgica, siguieron en el Centro Pompidou de París y, tras su paso por Madrid, viajarán a la Kunsthalle de Hamburgo y al Museo de Arte de Filadelfia. Cada una de estas sedes ofrece una perspectiva diferente de lo que fue el movimiento. La exposición que se abre el jueves al público en la sede madrileña de Mapfre (hasta el 11 de mayo) se titula 1924. Otros surrealismos. Su comisaria, la historiadora y colaboradora de EL PAÍS Estrella de Diego, ha querido dibujar un mapa con los lugares por los que Breton se movió y que siguieron sus postulados, un «mapamundi» que comenzó en París y se extendió por Europa, algo de África y buena parte de América. Y la gran noticia: el nuevo mapa está más poblado de mujeres que nunca. Gala Dalí, Leonora Carrington, Maruja Mallo, Remedios Varo, Ithell Colquhoun, Dora Maar, Ángeles Santos o Dorothea Tanning son algunas de las 35 artistas representadas, que alcanzan el 50% de la autoría de las obras expuestas. En el Pompidou, la monumental muestra de 500 obras contaba con un 40% de creadores. Es un gran avance si tenemos en cuenta que en la exposición de 2002 en el mismo museo y sobre el mismo tema sólo había tres mujeres. Gala y Salvador Dalí y Paul McGean trabajando en el ‘ Sueño de Venus’, 1939. © Eric Schaal, VEGAP, Madrid, 2024. Imagen facilitada por Fundació Gala-Salvador DalíLa obra elegida para iniciar el recorrido por las dos plantas del palacio de Mapfre es Armarium surrealista (1941), del artista y poeta francés Marcel Jean, próximo a los españoles Esteban Francés, Remedios Varo y Óscar Domínguez. Esas puertas abiertas conducirán al visitante a la sección donde describe lo que fueron los surrealismos con Breton cerca y con Breton lejos. Y será la obra de Gala Dalí la que dé paso al viaje. Aquí, el comisario señala que la presencia de Breton no fue la misma en todos los lugares donde, de un modo u otro, se desarrollaría el surrealismo. Añade De Diego que hubo lugares en los que su presencia -y, por tanto, su influencia- sería mayor y más directa, y otros en los que se diluyó o reinterpretó obligado por las circunstancias. Locs y bichos rarosAnte el precioso juego de cartas del tarot (sin fecha) de Gala Dalí, Estrella de Diego recuerda que el inconsciente misógino de Breton, en su manifiesto de 1924, describe la forma pura de exclusión y La cineasta Isabel Coixet, en un contundente texto del catálogo, relata la consideración que sufrieron las mujeres surrealistas: las llamaban locas. Invariablemente. Algunas estuvieron en instituciones psiquiátricas, una se suicidó, otras fueron diagnosticadas como esquizofrénicas y las que no tenían ese dictamen clínico siempre fueron miradas como bichos raros en su entorno. Eran amantes de artistas que luchaban infructuosamente por reducirlos al papel de compañeros con cierto talento, talento que se comprometían a minimizar siempre que podían. Tuvieron pocos hijos, abortos, más de los que podían contar. Los artistas surrealistas eran un colectivo solitario, rebelde, orgulloso, desafiante, único, aunque ni siquiera se veían a sí mismos como un colectivo, muchos de ellos eran amigos y se apoyaban. Al igual que su obra plástica, su obra literaria se nutre de una imaginación muy rigurosa y de la noción de que no existían fronteras ni restricciones entre las disciplinas artísticas. Las decalcomanías de Oscar Domínguez dan pie al comisario para contar que el surrealismo parecía ir allí donde viajó Breton. Y uno de sus viajes más famosos fue a Tenerife. En 1935, voló junto a su mujer, Jaqueline Lamba, y Benjamin Péret para asistir a la inauguración de la Exposición Surrealista, de carácter internacional, que se presentó en el Ateneo de Santa Cruz. La fuente’, 1952, de Amparo Segarra y Eugenio Granell. © Eugenio Granell, VEGAP, Madrid, 2025 Foto: © XesdocMéxico, el país más surrealistaTres años después de la excursión canaria, Breton viajó a México, país al que consideraba como el único «surrealista nato» por su folclorismo, una moda entonces cultivada por la élite social con la que coincidían sus anfitriones, Diego Rivera y Frida Kahlo. También escribió un texto para el fotógrafo documentalista Manuel Álvarez Bravo, considerado, junto con Kahlo, creador adscrito al grupo surrealista, fruto de la opinión directa de Breton. La pasión de éste por lo «exótico» reapareció en Martinica -donde recaló en su huida a Estados Unidos desde la Francia ocupada- a través de su interés por Hector Hyppolite, pintor haitiano autodidacta relacionado con el vudú. Entre pinturas, dibujos o fotografías, hay películas surrealistas mundialmente famosas, como Un perro andaluz (1929), de Luis Buñuel y Salvador Dalíva Otro breve documental de tres minutos muestra al padre de Dalí comiendo erizos en las rocas, un espectáculo que impresionó a Buñuel. Compeneaños’, 1942, de Dorothea Tanning. © Dorothéa Tanning, VEGAP, Madrid, 2025 Foto: Cortesía del Museo de Arte de Filadelfia ©Philadelphia Museum of ArtMaruja Mallo es la guía de la última sección de la exposición. Cuelga media docena de obras, entre ellas El Mago / Pim Pam Pum (1926). El escenario está dedicado al castillo de los surrealistas como recuerdo del paraíso perdido. ¿Qué queda del surrealismo en 2025? La Estrella de Diego opina que su vigencia es total. El marco temporal inicial fueron los años 20/30, pero se extendió hasta los 70 e incluso más allá en algunos casos. El movimiento surgió en tiempos de turbulencias políticas y auge de los nacionalismos. No hay grandes diferencias con los tiempos actuales.
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El 15 de octubre de 1924, André Breton publica una colección de 30 poemas en prosa, Poisson soluble, con un prólogo titulado Manifiesto del surrealismo. Aquel texto marcó el inicio de un movimiento literario y artístico que nació en Francia y se extendió por todo un imperio creativo (Bélgica, Estados Unidos, México, España) donde el arte era visto como una fascinante forma de vida marcada por lo extraño, lo absurdo y lo incongruente. Los artistas más jóvenes apuntaban a una corriente cuyas imágenes eran pura poesía y escapaban a la comprensión del artista o a su capacidad para explicar de dónde procedían. René Magritte, Salvador Dalí, Luis Buñuel, Giorgio de Chirico, Joan Miró o Remedios Varo son algunos de los nombres más conocidos del movimiento, pero hay mucho más que abordar. Seguir leyendo