La banda Yecora (lava), formada en fiestas populares, logra un enorme éxito gracias al ingenio, la cercanía y un mensaje alejado tanto del extremismo como del extremismo.
No se trata de una nueva hazaña musical que comienza con el ya gastado «colgó una canción en YouTube, se hizo viral y ahora llena pabellones». Tampoco parece otro caso habitual en estas fechas: participó en un programa televisivo de talentos y hoy suma cinco millones de oyentes en las plataformas. Nada que ver. Esta historia es un derroche de ingenio, huele a fiesta de los pueblos y tiene que ver con el amor por las pequeñas cosas, que gracias a la intuición popular se hacen extraordinariamente grandes. Resumiendo: un grupo de amigos de un municipio de 265 habitantes de La Rioja Alavesa (Yécora) y sin formación musical montan un grupo cantando en euskera que actúa sin parar en las romanías de los pueblos del País Vasco, 60 canciones, 500 conciertos y 20 años después es el fenómeno más singular de la música española, con una capacidad de penetración imborrable. ETS llenó en tres días de marzo el Bizkaia Arena de Bilbao (45, 000 entradas, a 29 euros cada una) e inició su expansión agotando en tres horas (40 euros la entrada) el Movistar Arena merrileño (15, 000 personas) y el Palau Saint Jordi de Barcelona (10, 000). Dos conciertos celebrados en abril de 2026. Y cantando, recalquemos, en euskera. Quizá nos sirvan las declaraciones de Carmen, profesora de un colegio de Basauri (Bizkaia), para comenzar este relato: «Pongo sus canciones en clase, para mis alumnos de 10 años. Además, los conectó. Su mensaje es blanco y bonito, sin aristas, en euskera y son muy festivas. No hay muchos grupos así. También tienen una imagen de campana y noblot». Un acertado resumen de lo que representa hoy este fenómeno. Pero si queremos anclar el origen de todo hay que acercarse a Yecora, el municipio donde nació en Tol Sarmiento, un nombre expeditivo que luego pondremos sobre la mesa y que el grupo decidió acortar a los ETS iniciales. El grupo posando, el 23 de abril, al frente de Yecora. Javier HernándezLa llave que abre la sede de las pruebas de ETS es de hierro, voluminosa, ocupa la mano de un adulto y pesa un quintal. Sólo una herramienta tan velada puede abrir una rústica puerta de madera sujeta a un marco pedernal. «Aquí empezó todo y aquí seguimos», dice Iñigo Etxezarreta (Vitoria, 37 años), voz, guitarra, compositor y alma de ETS. El músico muestra un espacio no muy grande, con micrófonos y un atrial donde una hoja de papel informa del repertorio de canciones que tocaron en los ya históricos conciertos del Bizkaia Arena (BEC). El lugar parece una patada. «El responsable es mi padre, que se aburre y se encarga de limpiarlo todo cuando nos vamos», sonríe Iñigo. Antonio, el padre, nació hace 75 años en Yecora, en su casa, como era antes, en una casa que aún conserva y a la que viene desde Vitoria semanalmente. En esta casa de Yecora es donde Iñigo ha compuesto muchos de los himnos de ETS, los que hoy ocupan un lugar en el plan educativo de algunas ikastolas. Es miércoles y el día ha querido acompañar con un sol que cae suavemente sobre un enorme campo verde del que pronto brotarán los cereales, el otro cultivo, además de la vid, del que vive la zona. Íñigo camina por Yécora sin pararse a saludar. Un primo, un amigo de la cuadrilla que conduce un tractor para trabajar entre las cepas de la viña, una abuela que le acaricia la cara y le dice: «Te vi en la tele, qué majo eras». . «. El pueblo, que crece en las montañas, viaja en pocos minutos. Sus tres centros neurálgicos son un frontón, donde hoy están jugando unos chavales al fútbol, una pequeña y bonita plaza, el lugar donde más veces ha tocado ETS (10 recitales) y un bar, donde a la una de la tarde se respira buen ambiente, con parroquianos apurando un vino de la tierra. «El otro día, unos excursionistas vinieron al bar para ver cómo era la gente de ETS». Habéis conseguido traer turismo al pueblo», explica entre risas un vecino a Iñigo. Ninguno de los 265 censurados en Yecora se perdió los conciertos del BEC: ni el Canal Autonómico Vasco, que se tomó estos recitales como una fiesta reivindicativa de su tierra como pocas veces se había vivido: niños, jóvenes, padres y abuelos cantando en su lengua y bailando sus ritmos folclóricos, un grupo expresándose en euskera para convocar a 45, 000 personas a pagar. Difícil encontrar un caso así. ETS en uno de sus primeros ensayos, en 2005, en su local de Yecora, donde aún imparten clases. Desde la izquierda, Iñigo Etxezarreta (guitarra), Floren Nuela (batería, que dejó el grupo) y Rubén Campinún (bajo). El grupo ha querido rendir homenaje en estos tres recitales a las fiestas populares de su tierra, donde han hecho carrera. Por eso invitaron a músicos de varias generaciones. Por el escenario pasaron el veterano Joselu Anayak, los noveles Betacagi o jóvenes artistas como Zetak o Süne. Calcetines, dantzaris, pañuelos neutro al cuello y reivindicar las tradiciones del norte. Y todo, con un adorno pop y un despliegue técnico que parecía Chris Martin tocando la trikitixa en un concierto de Coldplay». Un acontecimiento cultural de primer orden», explotó el orgulloso locutor de la cadena vasca, señalando que lo que ofrece ETS es un caramelo irresistible para la cultura vasca. Iñigo comenzó a relacionarse con la música tras un suceso que destrozó para siempre la vida de su familia. Cuando tenía 15 años, su único hermano, Eduardo, de 17, se suicidó. Una foto de Eduardo preside la estantería principal del comedor de la casa familiar de Yecora. Mientras sus padres, Inés y Antonio, un matrimonio encantador, preparan la comida (unas patatas con chorizo y unos chuleites con sargazo), Iñigo cuenta:» Tres meses después de lo de mi hermano me apunté a clases de guitarra, por probar. Y me di cuenta de que era la única forma que tenía de tranquilizarme. Tocando la guitarra me sentía centrado y en paz. «Después de un tiempo sin querer hablar del suceso, Iñigo llegó a la conclusión de que verbalizarlo era curativo». Con mis padres es un tema del que hablo más bien poco. Mucho menos lo hablo contigo, que lo acabo de conocer. También lo trato en las charlas que doy en los colegios. Hablo de música, pero quiero sacar el tema y dar mi punto de vista, por si sirve de algo. «Eduardo era un chico tímido, con baja autoestima y» con una realidad muy solitaria, fuera de grupos de amigos, y con dificultad para relacionarse. «» Si una persona es solitaria y con dificultad para relacionarse y encima su entorno no se lo pone fácil. . . . Creo que eso es una bola. . . «, dice el músico con un ojo lloroso. Iñigo escribió un tema para su hermano, Aurkitu Genituen (que se puede traducir como hemos encontrado), incluido en el segundo disco de ETS, Zure Mundua (Tu mundo), de 2014. Iñigo Etxezarreta, en un concierto de ETS en Azpeitia, en 2024. Mario LezaunCuando STD nació, en 2005, tocaba versiones abordadas de sus grupos preferidos, básicamente punk. Temas como Ellos dicen mierda, nosotros amén, de La Polla Records, o Sarri, Sarri, de Kortatu». Recuerdo cuando teníamos 17 años, estábamos Iñigo y yo en el festival Viña Rock. En aquella época formamos el grupo. Apenas sabíamos tocar. Hay de todo: la rebeldía de la juventud y el punk, para el que no necesitas mucha pericia para sacar acordes», dice Rubén Campinún (37 años), bajista de la banda, el único junto a Íñigo que permanece desde el principio. En 2008 se incorporaron un trompetista (Rubén Terreros, 34 años) y luego un trombonista (Javier Lucas, 34 años), y casi por inercia se centraron en el ska festivo, más que nada para aprovechar el rendimiento de los instrumentos de viento. En 2012 publicaron su primer trabajo, Hacia la luna. Domina el castellano: sólo cuatro de los 14 temas eran en euskera. Aportan un importante componente acrata en las letras, que se extiende al segundo trabajo (Zure Mundua), donde ya ganan el euskera: siete por cinco en castellano. Las tres obras siguientes serán exclusivamente en euskera y las letras tienden a la poesía en detrimento del componente social. La última, publicada en 2022, es Guretzat (Para nosotros). Iñigo es el único del grupo que domina el euskera. Yecora, situada a 50 kilómetros de Vitoria y a 13 de Logroño, pertenece a la Rioja Alavesa, una zona con predomino de hispanohablantes. El cantante estudió primero en un colegio mixto de Vitoria: la mitad de la enseñanza en castellano y la otra en euskera. Cuando a los 17 años se marchó a Mondragón para afrontar la carrera de ingeniería, llegó el gran cambio». Allí estudio exclusivamente en euskera y me uno a los guipuzcoanos que lo hablan día a día». Es cuando descubro que una lengua que esperaba que estuviera cerca pero que no será la principal, dice. Y añade sobre el uso exclusivo del euskera en ETS:» Me di cuenta de que podíamos participar en una transmisión cultural, en el fortalecimiento de una lengua, y que podíamos aportar más a la sociedad cantando en euskera». Porque es una joya que tenemos. En un mundo tan globalizado, la singularidad cultural marca la diferencia. » Imagen de uno de los tres conciertos que ETS ofreció en el Bikaia Arena de Bilbao el pasado mes de marzo. Gaizca PeñafielRuben, el bajista, confiesa que sintió cierto «vértigo» en los primeros tiempos del grupo: «Como, salvo Iñigo, no hablábamos euskera, nos sentíamos un poco impostores cuando íbamos a actuar en las fiestas de la gente de Euskal Herria. Pero luego vimos cómo disfrutaban con nuestra música en las plazas, las ikastolas y los gaztetxes]centros sociales okupados] y ya nos relajamos. Lo vasco es la identidad del grupo. Estoy muy orgulloso de ello, aunque no hable de ello. «Rubén señala que cuando Iñigo compone una canción nueva la traduce al resto del castellano, para conocer bien el argumento». Por supuesto, que no sea una letra triste y la toquemos con una sonrisa», bromea. El ska quedó desdibujado por un sonido más global, que podríamos llamar simplemente pop, debido a los años y la experiencia con instrumentos. No quiero utilizar el arte para posicionarme políticamente. Me gusta el rock, pero también soy muy pobre», dice Iñigo, el compositor de todos los temas. Con 20 años escuchaba Oreja, de Van Gogh, pero cuando eres joven te da vergüenza decir que te gusta la música comercial. Siempre me ha gustado un gran abanico de estilos, pero antes no teníamos capacidad musical para enfrentarnos a otros géneros. Me halaga la radio y la música comercial: Coldplay, El Canto del Loco, Avici, Ed Sheeran, Morat, Arde Bogotá. . . «Iñigo Etxezarreta, líder de ETS, con sus padres (Antonio e Inés), el 23 de abril, en la puerta de la casa familiar de Yecora. Javier HernándezI faltaba una canción que los liberara. Llegó durante la pandemia. Zurekin Batera ejerció de himno en el País Vasco. Se puede traducir como contigo y el estribillo dice:» Y volveremos a juntarnos en nuestros lugares de siempre, abriremos nuestros brazos abrazando nuestras almas, y soñaremos por las noches lo que nos queda, porque los días son mejores a tu lado. » Es un buen ejemplo de letra típica de ETS. Hoy en día, la gente ya no relaciona la canción con la pandemia: es el tema estrella de sus conciertos, una exaltación de la amistad y el amor. Un tema mil veces tratado, pero que en su caso y cantado en euskera, caló». El discurso de ETS está ligado a sentimientos universales, a la vida cotidiana, a emociones positivas o negativas, a alegrías o tristezas», asume el líder. A pesar del brote de popularidad, sólo Iñigo vive en el grupo. Los demás, de momento, mantienen sus puestos de trabajo». Ya veremos dentro de unos meses», duda Rubén, que trabaja en la bodega familiar. Iñigo había sido ingeniero durante ocho años en una empresa de Vitoria. Cada vez le daban más responsabilidades («se le daba bien calcular estructuras») y estaban a punto de hacerle socio». Pero en 2018 dejé el trabajo. En aquel momento el grupo era solo mi hobby, pero siempre tenía la música en la cabeza. Era mi proyecto de vida, tenía que intentarlo», asume. ETS ya se había convertido en una atracción recurrente en las romanías de los pueblos. En este ambiente festivo, en el País Vasco hay un fuerte compromiso cultural con lo local y aquí tienen su terreno: el 90% de los recitales de ETS han sido gratuitos, financiados por la comisión de fiestas de la comunidad. Una imagen del público en uno de los conciertos de ETS en el Bizkaia Arena. En tres días vendieron 45. 000 entradas. Mario LezaunQué atrae a la gente de la música de ETS. Lo presentan dos seguidores del grupo. Manuel Rodrguez, 25 aos, fan de Aragonese que «est aprendiendo euskara» con los coros del grupo. Y otra, Uxue Ruiz, de 26 años, que vive en Sestao y habla euskera:» Sus conciertos son una pasada porque te hacen sentir todas las emociones, porque tienen canciones románticas y otras que te hacen bailar y gritar. Me gusta el apego que tienen a su gente y a su tierra». Cantan en euskera, y la gente que vivimos aquí nos ha hecho sentir mucho cariño por nuestra tierra. Hay una canción suya que me emociona especialmente, que Iñigo dedica a su abuela, la abuela Maitea. «Queda la duda del nombre del grupo. En Tol Sarmiento era una expresión que utilizaba la banda, una broma privada de chicos de 18 años:» Te voy a dar en tol sarmiento. «El sarmiento es la rama de la vid que se utiliza, sobre todo, para dar un sabor especial a las chuletas que han cocinado recientemente Inés y Antonio». Era una expresión tonta. Nuestra intención era cambiar el nombre. Pero luego dijimos: ‘En el pueblo de al lado nos conocen así’. ‘ Hace un tiempo decidieron acortarlo a ETS, y se dieron cuenta de que era el acrónimo de enfermedades de transmisión sexual. El grupo se ríe: «Está claro que no es un nombre comercial, pero nunca tuvimos el valor de cambiarlo. Es una especie de desastre que funciona». Y así. ETS actúa el 11 de abril de 2026 en Barcelona (Palau Saint Jordi) y el 25 de abril de 2026 en Madrid (Movistar Arena).
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No se trata de una flamante hazaña musical que comienza con la ya de por sí costosa canción de «colgó una canción en YouTube, se hizo viral y ahora la rellena de pabellones». Además, no parece ser un caso típico en este momento: participó en un programa de televisión de talentos y ahora suma cinco millones de oyentes en las plataformas. No tiene nada que ver. Esta historia es un derroche de ingenio, huele a las fiestas de los pueblos, y tiene que ver con el amor por las pequeñas cosas que, gracias a la sabiduría popular, resultan ser extraordinariamente grandes. Dicho de otra manera, un grupo de amigos de un municipio de 265 habitantes de La Rioja Alavesa (Yécora) montaron un grupo cantando en euskera que canta sin parar en los romanies del País Vasco, interpretaron 60 canciones, 500 conciertos, y es hoy la pieza más distintiva de la música española, con una capacidad de penetración indeleble. Seguir leyendo