En una fascinante lidia de ganado entre los serios y encastados toros de Prieto de la Cal y Cuadri, Juan de Castilla corta una oreja.
El broche perfecto de una tarde en la que la emoción, que rara vez actúa como acto de presencia en la fiesta presente, estuvo siempre presente fue la vuelta al ruedo en el arrastre que dieron al sexto toro de Cuadri. Allí nadie se aburría. Ni siquiera un nutrido grupo de asiáticos que aparecieron por el tendido, cámara en mano y pinganillo en la oreja (imaginamos que para que alguien les explicara qué estaba pasando allí). ¡Qué botes pegaban los chinos en sus asientos! No era para menos, allí, en el rincón de San Agustín de Guadalix, y gracias a aquellos héroes de la peña Tres Puyazos, había toros de casta descarada ¡y en puntas! Y, también, un puñado de valientes togados, que tuvieron que tragar de lo lindo ante una prueba de máxima exigencia. Viendo a esos hijos de Prieto de la Cal y Cuadri, uno con algún trapío del gran señor, el otro con unos pitones como puñales, todos en forma, dispuestos y duros, uno se pregunta dónde estaban las llamadas «figuras» del toreo. Los que cada día cobran miles por «enfrentarse» a indecentes buchones. Habría que examinar a uno de ellos para determinar quién fue el atractivo que «sintió» y «disfrutó» ese quinto de Prieto de la Cal, un imponente e imponente jabonero berrando que salió de una lámina de La Lidia. Un toro viejo por fuera, y también por dentro. Aunque fue cuatro veces al caballo, luego, a la hora de la verdad, fue repudiado y defendido bajo el pedo. Aquello no le hizo gracia y empezó a desarrollar un sentimiento de miedo. Como midió, cortó y fue al paquete. Juan de Castilla, que en una de las que estuvo a punto de llevarse, apenas tenía machete en las piernas. Mucho más tranquilo fue su primero, una copia de Cuadri que ejecutó en tres puyazos y que tuvo nobleza y buen fondo, aunque se arremolinó al final con raja. Unas veces con la barra muy abierta, otras relajada la figura, el colombiano dejó muletazos largos y templados, rematados atrás, sobre ambas manos, aunque la mayoría de las tandas fueron demasiado cortas. Tras una estocada, paseó una oreja. «Muy exigente fue también el lote de Luis Gerpe. El primero, de Prieto de la Cal, más espectacular que bravo en cuatro entradas al caballo -sobre el que se lució Gabin Réhabi- fue otro animal de lo más interesante por su enredada dureza. Un toro violento, que iba por dentro y que casi nunca humillaba, pero cuyos arrancadas derrochaban emoción. Gerpe, que dejó un par de lances más que estimables con el capote, se puso en el sitio y le consiguió robar algún natural de gran mereto. Volvió a intentarlo ante el también duro y difícil cuarto de Cuadri, pero no hubo entendimiento. Quienes sí brillaron, con capote y banderillas, fueron los hombres de su cuadrilla en un sobresaliente segundo tercio que cuajó la plaza. Joao Pedro, Manuel Gómez y Francisco Javier Tornay dieron una auténtica lección de valor, entrega y torería. Fue ese uno de los momentos más memorables de una tarde que terminó con la salida de Bronce, un toro bravo. ¡Con qué codicia se cortó el caballo de Cuadri en los cuatro puyazos! Luego persiguió en banderillas y llegó al último tercio queriéndose comer la muleta. Aunque no estuvo a la altura de Cristóbal Reyes, ¿alguien lo hubiera estado? Sólo al final de la faena, ya con la espada de la verdad en la mano, pudo descubrir el misterio. Con su primero, otra complicadísima ascensión a Prieto de la Cal, que empeoró por segundos por culpa de un liderazgo desastroso, poco más pudo hacer que gastarlo en las piernas. Prieto de la Cal, Cuadri / Gerpe, De Castilla, ReyesTres toros de Prieto de la Cal (1º, 3º y 5º), bien presentados, de juego desigual en el caballo, encastados, duros y muy complicados, y tres de Cuadi (2º, 4º y 6º), bien presentados, también desiguales en varas, encastados y nobles. Destacó el bravo 6º, premiado con la vuelta al ruedo. Se llevaron un total de 23 var. Luis Gerpe: espadazo muy delantero que escupe (ligera división), estocada dejada (silencio). Juan de Castilla: estocada pasada (oreja), estocada curada muy pasada y siete descabellos (silencio). Cristóbal Reyes: sclazo y estocada muy bajo (silencio), dos sclazos y estocada bajo (silencio). Plaza de toros de San Agustín del Guadalix (Madrid). Segundo de la Feria de Aficionados del Guisante Tres Puyazos. Casi lleno.
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El broche perfecto de una tarde en la que la emoción, que rara vez actúa como acto de presencia en la fiesta presente, estuvo siempre presente fue el giro de volante en el arrastre que dieron al sexto toro de Cuadri. Allí nadie se aburría. Ni siquiera un nutrido grupo de asiáticos que aparecieron por el tendido, cámara en mano y pinganillo en la oreja (imaginamos que para que alguien les explicara qué estaba pasando allí). Seguir leyendo Prieto de la Cal, Cuadri / Gerpe, De Castilla, ReyesTres toros de Prieto de la Cal (1º, 3º y 5º), bien presentados, de juego desigual en el caballo, encastados, duros y muy complicados, y tres de Cuadri (2º, 4º y 6º), bien presentados, también desiguales en varas, encastados y nobles. Destacó el bravo 6º, premiado con la vuelta al ruedo. Recogieron 23 varillas en total. . Luis Gerpe: espadachín muy frontal que escupe (ligera división), estocada desparada (silencio), y escupe (ligera división). . Juan de Castilla: estocada pasada (oreja), estocada corta muy pasada y seis descabellos (silencio).. Cristobal Reyes: muy bajo, trasera y atravesada (silencio), dos bajas (silencio) y baja (silencio). . Plaza de toros (Madrid) de San Agustin del Guadalix. Segunda de la Feria de Aficionados organizada por la Peña Tres Puyazos. Casi lleno absoluto.