Ernesto Villegas: “Uno no debe perder nunca la capacidad de crear en medio de las exigencias del presente”

El verso fue citado en la mañana de este miércoles como parte del amplio programa científico de la VI Conferencia Internacional «Por el Equilibrio del Mundo», donde se inauguró el Congreso Mundial de Poetas en Defensa de la Paz y la Vida en la Tierra. Comprometidos con la humanidad y su progreso, se reunieron en el Salón 9 escritores de disímiles naciones, entre ellos Ernesto Villegas, Ministro de Cultura de Venezuela.. The post Ernesto Villegas: «Nunca hay que perder la capacidad de crear en medio de las exigencias del presente» appeared first on Cubadebate.

 

El verso fue citado en la mañana de este miércoles como parte del amplio programa científico de la VI Conferencia Internacional «Por el Equilibrio del Mundo», donde se inauguró el Congreso Mundial de Poetas en Defensa de la Paz y la Vida en la Tierra. Comprometidos con la humanidad y su progreso, se reunieron en el Salón 9 escritores de disímiles naciones, entre ellos Ernesto Villegas, Ministro de Cultura de Venezuela.. The post Ernesto Villegas: «Nunca hay que perder la capacidad de crear en medio de las exigencias del presente» appeared first on Cubadebate.

  

Ernesto Villegas, Ministro de Cultura de Venezuela. Foto: Verónica Alemán/CubadebateEn la mañana de este miércoles el verso fue citado para alzar su voz dentro del amplio programa científico de la VI Conferencia Internacional «Por el Equilibrio del Mundo»: se inauguró el Congreso Mundial de Poetas en Defensa de la Paz y la Vida en la Tierra. Comprometidos con la humanidad y su progreso, se reunieron en el Salón 9 escritores de disímiles naciones, entre ellos Ernesto Villegas, Ministro de Cultura de Venezuela. En busca de respuestas, el escritor, periodista y político compartió sus consideraciones para trabajar por un mundo de paz, con equidad y en el que se respete la diversidad y la dignidad plena de todos los hombres. – Frente a los nuevos escenarios que vive el mundo, a los que también se enfrenta Venezuela, ¿cuánto podría verse afectada la identidad cultural e incluso aquella soberanía cuya salvaguarda se ha priorizado? Creo que más bien estos retos, solidifican la cohesión de los venezolanos, de los latinoamericanos en torno a su identidad. Ese será el efecto rebote de cualquier intento de violar nuestra soberanía. Ya en América Latina se enciende una pradera de reafirmación identitaria, con algunas cosas que han venido ocurriendo como un anticipo de los tiempos que vienen. No sólo las identidades nacionales -que se ven interpeladas por el momento histórico- sino también en términos de unión de nuestros pueblos, solidificarán nuestro vínculo estratégico porque frente a las grandes amenazas, dispersos, somos algo más débiles y vulnerables. De manera que habrá una fuerza más poderosa hacia nuestra unidad y, en particular, en el caso del pueblo venezolano y del pueblo cubano, nuestros vínculos se estrecharán aún más ante los desafíos comunes. – Como Ministro de Cultura de Venezuela, ¿qué significa ser un intelectual de izquierdas? No me considero tal. Respeto mucho esa palabra. Hay quienes, como Galeano, rechazan esa definición. Respeto mucho a quienes se identifican y desempeñan un papel muy importante. Creo que soy más práctico que intelectual. – Llevar las riendas de la cultura en Venezuela para más de un lustre no debe ser una empresa fácil, ¿cómo lograr un equilibrio en las decisiones? Esa es la permanente, cotidiana, porque, en el caso de la cultura, hemos tratado de identificar la heterogeneidad de sectores que, digamos, se reconocen vinculados a eso que llamamos «cultura». Por lo tanto, ahí están las fuentes del conocimiento, y lo que va a producir es algo que estamos obligados a reconocer. Es un mundo muy diverso que implica un esfuerzo por relacionarse desde las políticas públicas y, además, un doble juego para liderar en unidad. Me explico: históricamente las luchas, las agendas de lucha de los artistas plásticos han sido diferentes a las del campo de la música, las artes escénicas o los artesanos. Que todos converjan en una agenda de lucha común y que se reconozca parte de un mismo espacio es un reto. Creo que hemos avanzado mucho en esa dirección, sobre todo a partir del lanzamiento de la Gran Misión Viva Venezuela Mi Patria Querida, que ideó el presidente Nicolás Maduro Moros y que ha servido de gran paraguas para una reedición de nuestras políticas culturales. Hemos encontrado, en ese mismo espacio, un abanico de actores culturales que antes estaban separados. Ahora podemos tener mayor fuerza para que cada una de las agendas sectoriales converjan en una sola y entendamos que sólo en una situación de unidad esas fuerzas diversas y heterogéneas de la cultura pueden tener victorias para todos. Somos más fuertes en el campo de la cultura y lograr esa unidad es un desafío de todos los días. -¿Qué les transmitiría a los jóvenes de la hora presente, especialmente a los que están en esta conferencia? Bueno, si están en esta conferencia lo primero que debo darles son felicitaciones, porque asistimos a un momento en el que la principal disputa es la atención de los diferentes jóvenes. Entonces, que los jóvenes se hayan dejado seducir por esta conferencia es un incentivo, porque hay demasiados detractores, en particular los que invitan al individualismo, al egoísmo, a la noción del mundo fragmentado. Entonces, en primer lugar, felicidades a los que están aquí. A los que no están, buscar la manera de que estos temas lleguen a los jóvenes, porque se trata precisamente de ellos. Ese equilibrio del mundo que reúne este llamado mariano y bolivariano se va a traducir en realidad en la medida en que las nuevas generaciones lideren ese equilibrio. Los más cansados están de alguna manera fuera, pero los protagonistas de ese equilibrio serán esos jóvenes que tenemos que seducir. Periodista autor de librosCongreso Mundial de Poetas en Defensa de la Paz y la Vida en la Tierra. Foto: Verónica Alemán/CubadebateSobre su cercanía espiritual con lo más universal de los cubanos, sus procesos creativos y su obra más reciente, conversó. -¿Qué peso tiene la figura de José Martí en su vida? Soy hijo de una familia de izquierda, crecimos con todo el entonces llamado Campo Socialista, particularmente con Cuba de Fidel como parte de nuestro paisaje cultural doméstico. En mi casa, de niño, desde Guantanamera hasta libros, carteles, cuadros y la sintonía de Radio Habana Cuba en una radio de onda corta formaron parte de mi infancia. Allí estaban las dosis martianas que reconozco como tales por el acercamiento a la lectura, al conocimiento más riguroso de la figura de Martí y, en particular, su vínculo con Bolívar. Recuerdo con agudeza la anécdota de una reunión de intelectuales en Venezuela, donde fuimos anfitriones. Yo iba en un coche rústico a la montaña caraqueña que es el Waraira Repano, más conocido como El Ávila. En esa montaña pasamos por el llamado Camino de los Españoles, un camino muy polvoriento. Allí estaba Omar González, el cineasta e intelectual cubano. En el camino hay un monumento a Martí. Esa vía era el acceso a Caracas hasta que más tarde se construyeron las contemporáneas. Así fue que me di cuenta, por lo que me dice Omar: «Aquí Martí fue a Caracas, y fue a la Plaza Bolívar sin quitar el polvo del camino». Resulta que ese era el mismo polvo que cogíamos nosotros. Esa historia me gusta mucho porque me hizo ubicar a Martí en el tiempo y en el espacio. Su figura también me ha permitido establecer la conexión entre nuestra propia historia bolivariana y la admiración de Martí por Bolívar. Luego, la conexión entre la lucha por la independencia de Cuba que Martí, de la que fue Apóstol, y la revolución cubana. Me permite ver todo como un mismo proceso histórico que es nuestra propia independencia y la independencia de Cuba, la revolución cubana, y luego la revolución bolivariana que nos toca vivir hoy. – ¿De dónde viene la escritura? Mi madre era una periodista yugoslava, judía, que llegó a Venezuela huyendo de los nazis. De niña la veía escribir cartas a mis hermanas que estudiaban en el extranjero. Fue la narrativa que mi madre daba a esas cartas que yo leía lo que me inspiró a escribir. Y bueno, luego eso se tradujo en periodismo. El periodismo es mi profesión. Así que cuando me preguntaste si soy un intelectual. . . escúchame, es difícil. Incluso me cuesta reconocerme como escritor. He escrito algunos libros (cinco), pero cuando ves la talla de escritores que ha dado nuestra América, prefiero refugiarme en mi autopercepción de periodista que ha escrito libros, cosa distinta de escritor. Lo veo, o al menos lo siento, y no es una falsa modestia. Considero que el libro es una forma extraordinaria para el desarrollo del periodismo, pero no tengo una obra literaria narrativa, por ejemplo, de ficción. Lo que he intentado es hacer periodismo. En el caso del libro sobre mi madre, que se llama mi madre y que quiero presentar en la próxima Feria Internacional del Libro de La Habana, he aplicado las técnicas del periodismo para investigar sobre su vida porque mi madre era muy reservada, y muchas de las cosas que terminé descubriendo son productos de investigación, de diferentes fuentes a ella misma. Lo que hice fue aplicar las técnicas que me da el periodismo de investigación, incluso en su redacción. ¿Cómo compagina sus responsabilidades como funcionaria en el ámbito de la cultura durante estos siete años, con su propia creación? Digo que escribí el libro en mis horas de descanso de las funciones de ministro. En nuestro caso -y estoy seguro de que también ocurre en el caso de la Cuba revolucionaria- las responsabilidades ministeriales son abrumadoramente exigentes. Le restaba tiempo al descanso y a la familia. Pero al mismo tiempo, era también una forma de revivir a mis padres como seres queridos, y más tarde descubrí que este estudio de la historia tiene una función terapéutica: las tensiones del presente y los retos del futuro encuentran un alivio cuando estudiamos y nos sumergimos en la historia porque comenzamos a identificar las similitudes y diferencias entre el tiempo presente y los tiempos que vivieron la tortura -en mi caso- mis padres, que sufrieron la persecución, la cárcel. Creo que ese trabajo me permitió, en lugar de restarme responsabilidades actuales, hacerlo mejor. A pesar del agotamiento físico y mental que ello puede suponer, me ha sido de gran ayuda. Nunca hay que perder la capacidad de crear en medio de las exigencias del presente. Mi hija en la 33 Feria Internacional del Libro de La HabanaEste título fue presentado por primera vez en marzo de 2024 en Venezuela, cuando mi mamá cumplió 100 años. Esa era la idea, llegar al centenario. Fue un hallazgo porque ella también publicó algunos poemas. Sabía que mi padre era poeta, pero ignoraba que mi madre también se había adentrado en el género. El libro tiene ambas poesías, es un collage de géneros. Vladimir Acosta, uno de los prologuistas, dice que es una novela de ficción. Intenté construir la narración con cierto suspense. ¿Qué significó reescribir la vida de su madre? Un reencuentro con ella y, más que eso, conocerla en facetas que simplemente no me tocaba vivir. Volví en el tiempo y sentí a mi madre, a mi padre y a personajes históricos vivos, es una sensación fascinante. Por eso digo que es terapéutico porque te permite alejarte del hoy, del ahora, de la inmediatez, te vas a otro tiempo y comprendes mejor las cosas que pasan en el presente. Mi madre comienza en la huida, la angustia de mis abuelos cuando la persecución de los nazis llama a su puerta en Zagreb, antigua Yugoslavia, actual Croacia. Este es el elemento dramático, pero luego vuelvo al nacimiento de mi madre. Me veo obligado a dedicar un capítulo entero a la historia de mi padre porque no se pueden desviar. Descubrí cosas increíbles sobre mi padre. La reconstrucción cronológica me ayudó a entender a ambos personajes y a apreciar de forma más transparente aspectos de los libros que publicaron. -¿Preguntas? Para hacer el libro viajé a Zagreb. Fui a la casa donde creció mi madre. Fue y sigue siendo una experiencia apasionante, y me engancharon varios temas que gravitan en torno al libro: el nazismo en Venezuela, las disputas internas del Partido Comunista de Venezuela en el que mis padres habían encontrado posiciones. Su amor tuvo que repasar muchas cosas, entre otras. . . como una historia de amor de mi madre que no es exactamente con mi padre. Ver también: Ignacio Ramonet: «La información y la verdad están en crisis»

 Cultura – Cubadebate 

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