Bogotá escribirá una segunda carta en la que reiterará su petición de devolución de las piezas, ante el silencio del gobierno español siete meses después de la primera carta.
Un espeso muro de silencio rodea la petición formal que Colombia hizo en mayo de este año a España para que le devuelva el tesoro Quimbaya, una colección de 122 piezas de oro precolombinas que se exhiben en el Museo de América de Madrid. Siete meses después, ni el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ni el de Cultura, Ernest Urtasun, han contestado a la carta que les dirigieron sus homólogos colombianos, Luis Gilberto Murillo y Juan David Correa, reclamando el tesoro, en un empeño por recuperarlo mucho más decidido que en anteriores ocasiones en las que se ha tratado el asunto. El Ejecutivo español no quiere abrir un conflicto con el presidente Gustavo Petro por la propiedad de las piezas arqueológicas, pero fuentes gubernamentales señalan que, según un informe de la Abogacía del Estado, la colección no fue expoliada, sino donada al Estado español, por lo que el título de propiedad sobre las mismas es legítimo. Aunque Urtasun ha abogado por una revisión de los museos nacionales para «superar el marco colonial», las fuentes consultadas señalan que el tesoro Quimbaya pertenece al patrimonio nacional, por lo que el ministro de Cultura no puede disponer de él. En cualquier caso, Madrid quiere evitar a toda costa el enfrentamiento con Bogotá y aboga por un acuerdo amistoso que permita, por ejemplo, ceder las piezas a Colombia para una exposición temporal. Esa es la razón, añaden, por la que España prefiere explorar conversaciones informales y aún no ha respondido a las cartas de reclamación de los ministros de Petro. Aunque fuentes del Gobierno español reconocen que la politización del caso en Colombia puede dificultar la búsqueda de un acuerdo, subrayan que las conversaciones están aún en fase inicial y confían en que el contencioso no acabe en los tribunales. Bogotá, en cualquier caso, no desiste y ultima una nueva carta de reclamación. «Me siento en la obligación de insistir», dijo el ministro Juan David Correa. La colección en el centro de la disputa consta de 122 piezas arqueológicas (cerámicas, orfebres, líticas y orgánicas) pertenecientes al pueblo de los quimbayas y actualmente se exhibe en el Museo de América de Madrid, uno de los menos visitados de España. Llegó a territorio español en 1892 para una exposición conmemorativa del cuarto centenario de la llegada de los españoles a América, y al año siguiente, el presidente colombiano Carlos Holguen tomó la decisión de regalárselo a la reina María Cristina de Habsburgo-Lorena. Esa donación se hizo sin la autorización del Congreso, y ese es hoy uno de los argumentos esgrimidos por Colombia para alegar que la donación tiene desde su origen un vicio de nulidad. El ministro Correa insiste en que «no se trata de un capricho», sino del cumplimiento de una sentencia de la Corte Constitucional de Colombia de 2017 que lo obligó a presentar la demanda. «Fue una dádiva espuria, inconsulta, entregada unilateralmente sin autorización del Congreso colombiano», enfatiza. «Creo que el Gobierno español se lo pediría de vuelta, por supuesto, si se diera el caso de que uno de sus bienes culturales hubiera sido cedido en esas circunstancias», prosigue. No oculta su malestar por no haber recibido «ninguna respuesta» a la carta fechada el 9 de mayo. La segunda carta en la que reiterará la petición a España se encuentra en este momento en el despacho del ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Luis Gilberto Murillo, quien tiene la competencia para remitirla al Gobierno español. «No dejaremos de insistir, no dejaremos de decirle a España que necesitamos una conversación más horizontal», enfatiza Correa. Para el ministro de Cultura colombiano, la petición debería encontrar terreno abonado «en un Gobierno progresista» como el de España, en el que precisamente Urtasun anunció a principios de 2024 un plan de descolonización de museos. De hecho, fue ese anuncio el que motivó a su homólogo colombiano a iniciar formalmente la reclamación, algo que no habían hecho los dos gobiernos predecesores, que eludieron el cumplimiento de la sentencia de 2017: el de Juan Manuel Santos (2010-2018) y el de Iván Duque (2018-2022). «El peligro de no tener estas conversaciones es dejar que las ultraderechas y el extremismo se lleven de la narrativa cultural, que esos sí]que] no estén dispuestos a aceptar la complejidad de la historia, sino que quieran vender una sola forma de historia», dice el ministro, en alusión a los afiches de la campaña ultra que circularon en los días previos al pasado 12 de octubre, que presentó como «héroes» y «similares»
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Un espeso muro de silencio rodea la petición formal que Colombia hizo en mayo de este año a España para que le devuelva el tesoro Quimbaya, una colección de 122 piezas de oro precolombinas que se exponen en el Museo de América de Madrid. Siete meses después, ni el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ni el de Cultura, Ernest Urtasun, han contestado a la carta que les dirigieron sus homólogos colombianos, Luis Gilberto Murillo y Juan David Correa, reclamando el tesoro, en un empeño por recuperarlo mucho más decidido que en anteriores ocasiones en las que se ha tratado el asunto. Fuentes gubernamentales señalan que, según un informe de la Abogacía del Estado, la colección no fue expoliada, sino donada al Estado español, por lo que el título de propiedad sobre ellas es legítimo. Sin embargo, el Ejecutivo español no quiere iniciar un conflicto con el presidente Gustavo Petro por la propiedad de las piezas arqueológicas. Seguir leyendo