Álvaro Lorenzo silencia a sus compañeros ante los amables toros de Iban y Algarra y corta una oreja de poco peso.
Si hay razas a las que se premia por su casta y bravura, debería haber otras a las que premiar por su infinita bondad y paciencia. Un ejemplo de ello bien podría ser esa especie de «desafío ganadero» entre los toros de Baltasar Ibán y Algarra que se sacaron de la manga para conmemorar la festividad del 2 de mayo en Madrid. ¿Fueron incapaces de reunir una tirada completa para la fecha, al menos en otras circunstancias, así marcada? Cinco de las seis salidas que saltaron al campo tuvieron tal dosis de nobleza que aguantaron estoicos y sin apenas refundirse los cientos de capotazos y muletazos sin mecha que ejecutaron los tres matadores. Durante diez minutos -cada uno- se debieron a los toques que los despidieron a la periferia, así como a las voces y otros desplantes. Benditas criaturas. El buen tercio, incluso, tuvo que soportar una de sus preciadas orejas. Un apéndice que fue a parar a manos de Álvaro Lorenzo tras una faena sin estructura alguna, a la que faltó verdad y ligazón, pero que superó con un puñado de bernadinas muy jaleadas y una estocada efectiva. No importó que el toledano bajara claramente de la calidad del ejemplar de Algarra, ni que, casi siempre, se colocara en el hilo del pitón y descargara la suerte, ni que la espada cayera trasera y caída. . . . Había que sacar el pañuelo a pasear, que para eso era fiesta. Y, ojo, que por poco Lorenzo no salía a hombros. Le volvieron a pedir la oreja tras dejar otro guiso imperfecto en el quinto. Todo, después de otra faena interminable -ambos turnos escucharon un aviso antes de entrar a matar- y sin emoción ante una nobleza de Iban que acabó completamente agotada. «¡Matadlo ya, por caridad cristiana! Lo único que podía recordar mínimamente a aquella tostada era algún natural templado, conseguido en la época de la unipase. Otro que aguantó hasta las ovejas fue Francis José Espada, tan entregado como vulgar. El madrileño se topó por primera vez con un toro ibano que nunca humillaba y tenía la mala costumbre de salir defendiéndose y con la cara arriba. Espada los vio y exigió que lo mataran, ya que el animal lo eludía constantemente. Tan violento fue uno de los encuentros, que acabó en dolor y en los suelos. Mucho más pacífico fue el cuarto, de Algarra, que tuvo prontitud, agudeza y un veintiuno de boyantes bizarros, antes de venirse abajo. Espada, de nuevo, lo molió a trapajos, muchos de ellos enganchados. Muy noble, suave y sosso fue el último, frente al que Juan Carlos Rey estuvo en banderillas. Diego García, que confirmó la alternativa, dejó pasajes templados en una faena que nunca tomó vuelo. Ante el manso que abrió plaza no pudo hacerlo. Ese primero pareció oler lo que esperaba, así que, a las primeras de cambio, rajó y corrió a tablas. El miembro más inteligente de la clase. Baltasar Iban y Algarra / Espada, Lorenzo, GarcíaToros de Baltasar Iban (1º, 2º y 5º), muy justos de presentación los dos últimos, piropos a los caballos y de juego desigual (1º manso, 2º pizarroso, aunque menos y sin humillación, 5º muy noble), y Algarra (3º, 4º y 6º), correctamente presentados, piropos al caballo (donde se cuidaron), nobles, suaves y con calor. Francisco José Espada: dos pinchazos, descabello y descabello (descabello), cuatro (descabello y bajonazo), cuatro (descabello y bajonazo), tres pinchazos -aviso- y estocada (silencio). Cumida Goyesca del 2 de mayo. Menos de tres cuartos de entrada (17, 131 espectadores, según la empresa).
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Si hay razas que son recompensadas por su casta y brillantez, también debería haber otras que sean recompensadas por su bondad y paciencia inquebrantables. Esta especie de «desafío ganadero» entre los toros de Baltasar Ibán y Algarra, que se omitieron del manga para honrar la festividad del 2 de mayo en Madrid, podría ser un ejemplo de ello. Acaso no fueron capaces de reunir una corrida completa para fecha -al menos, en otros tiempos- tan señalada? Continuar leyendo Algarra (3º, 4º, y 6º), correctamente presentada, piropos al caballo (donde los cuidaron), dos nobles y con calidad, Baltasar Iban y Algarra (Espada, Lorenzo, GarcaToros de Baltasar Iban (1º, 2º, y 5º), piropos a los caballos y de juego desigual (1º manso, 2º ligado, aunque al menos y sin humillar, 5º. Francisco José Espada: dos pinchazos -aviso-, cuatro pinchazos más y un pelo (silencio), media estocada perpendicular y cruzada -aviso- y tres pelos (silencio).. Álvaro Lorenzo: – aviso – estocada trasera y caída (oreja protestada), – aviso – estocada trasera y caída (devolución protestada previa petición).. Diego García, que confirmó alternativa: pinchazo y bajonazo (silencio), tres pinchazos -aviso- y estocada (silencio).. Corrida de toros de Las Ventes 2 de mayo Cumida Goyesca. Menos de tres cuartos de entrada (17, 131 espectadores, según la empresa).