Uno de los pocos europeos integrados en un ecosistema competitivo y conocido por su alta demanda de empleo, Juan Albarrán, alcanza las 2. 000 páginas de dibujos en la prestigiosa revista «Morning».
El mangaka (creador de cómics manga) barcelonés residente en Japón Juan Albarrán acaba de alcanzar las dos mil páginas de dibujos publicadas en la prestigiosa revista Morning y reconoce que su logro, insólito para un dibujante occidental en el mercado del pezón del manga, le ha supuesto sacrificar ingentes cantidades de tiempo libre, salidas con amigos y vacaciones. «Estoy en la rueda del hámster», ironiza el artista, de 49 años, desde Kitakyushu, una ciudad de casi un millón de habitantes al suroeste de Japón, donde vive desde hace tres años con su mujer, nacida en ese país. Los tres lunes de cada mes, Albarrán entrega 20 páginas de Matagi Gunner (que en España ha publicado Norma), la historia de un cazador retirado cuyas técnicas tradicionales le convierten en estrella del popular género de los videojuegos FPS (First Person Shooter en inglés, o «disparos en primera persona»). «Una poderosa e inusual leyenda, nacida en una remota aldea de Japón», reza la promoción del manga en la web de Kodansha, una de las primeras editoriales niponas, con unas ventas anuales de 1, 075 millones de euros en 2023. Leer másEl anime, el cine y la literatura desafían los estereotipos de Japón. El artista catalán, uno de los pocos europeos integrados en un ecosistema competitivo y conocido por su alta exigencia laboral, dibuja de ocho de la mañana a ocho de la tarde, con descansos para comer y visitar el gimnasio. Teletrabajo con un equipo compuesto por el guionista, Shoji Fujimoto, la editora, Ayane Chiba, y tres ayudantes especializados en fondos de dibujo como naturaleza, infraestructuras urbanas o explosiones. Aunque el editor habla español, la comunicación con el guionista y los dibujantes se realiza a través de textos en japonés que Albarrán traduce con la herramienta de traducción digital DeepL. Sus viñetas suelen ser rectangulares y evitan deliberadamente las espectaculares composiciones diagonales del manga de acción más conocido en Occidente. «No hacemos fuegos artificiales. Nuestro principal objetivo es la claridad», señala. Aclara que Morning es una publicación de la categoría Seinen, dirigida a un público de entre 18 y 40 años y consumidor de historias reflexivas en las que es habitual tratar dilemas éticos o dramas psicológicos. Juan Albarrán, en el Salón del Manga de Barcelona, en una imagen cedida por el dibujante. A lo largo de la entrevista, Albarrán reitera el exhaustivo ritmo de trabajo y las múltiples revisiones que buscan «salvar lo mejor de cada viña». En referencia al gruñón y desafiante personaje interpretado por Clint Eastwood en la película Gran Torino, afirma: «El primer diseño de Hitonari Yamano, el protagonista, me llevó cuatro meses y más de 70 páginas de pruebas antes de que mis editores aprobaran la versión final. » Explica que el trabajo intenso tiene su contrapartida en un sistema de retribución en el que cada persona del equipo participa de las anualidades. «Te sientes respetado», afirma. El sueño de ser dibujante profesional surgió en su infancia, cuando descubrió Akira, la obra del japonés Katsuhiro Otomo de 1982, equiparada a un Don Quijote del manga y el anime por su huella perdurable en la narrativa gráfica del resto del mundo y en la cinematografía de directores como Christopher Nolan y Quentin Tarantino. Para calmar la aprensión de su familia, hizo la mili y obtuvo una licenciatura en Relaciones Laborales que le mantuvo alejado de los lápices durante casi quince años. Tras una estancia de casi diez años en Estados Unidos, regresó a Barcelona y se matriculó en la Joso Escola decidido a retomar su pasión por el dibujo. Aprendió las técnicas del escorzo, la perspectiva y, gracias a un profesor llamado Mariano de la Torre, superó el miedo «a salir de la zona de confort». Además, descubrió su habilidad como entintador, el especialista que con trazo grueso define contornos, sombras y aporta claridad y expresividad a los viñedos. Puerto de ‘ Matagi Gunner’, publicado en la revista ‘ Morning’, con dibujos de Juan Albarrán. Editorial KodanshaTrabajó en un cómic histórico francés y, como incondicional de las comunicaciones a través de la web, despegó su carrera con DC, la cuna americana de superhéroes como Batman, Superman y Wonder Woman. Aún hoy, en Japón, algún lector aficionado le pide un autógrafo tras conocer su contribución como intintador de Injustice, precuela del videojuego de lucha del mismo nombre en el que un villano Superman se enfrenta a un insurgente Batman y cuya versión en papel figuró en la lista de libros más vendidos de The New York Times. La luna de miel americana terminó con la pandemia. Además de bajar el ritmo de producción, muchas empresas pidieron a sus dibujantes que se cuidaran. La crisis le llevó a retomar el sueño infantil del manga. Creó un cómic sobre el béisbol japonés y, de nuevo con la ayuda de su fiel traductor digital, lo distribuyó a todas las editoriales japonesas que encontró. Fue contratado como ayudante de mangakas japoneses y su condición de dibujante gaijin (extranjero) y su puntualidad en las entregas, circularon en la escena editorial nipona cuando Kodansha le eligió para Matagi Gunner, un proyecto que cruza generaciones y pone a un cazador tozudo retirado que vive en el campo nipón a interactuar con jóvenes jugadores. Imágenes del manga ‘ Matagi Gunner ‘ publicado en la revista ‘ Morning’, con dibujos de Juan Albarrán. Editorial KodanshaAlbarrán presume de haber conseguido superar el ritmo de trabajo y de «tener una historia en la recámara». «Mis editores están contentos conmigo porque les daré mejores o peores dibujos, pero siempre que pueda me adelanto», dice. Gracias al guionista Fujimoto, Albarrán se ha familiarizado con la estructura narrativa nipona de cuatro actos, con más giros inesperados que arcos heroicos o personajes antagónicos. Por otro lado, el guionista crea pretextos para escenarios como la Sagrada Familia de Barcelona o Nashville, la ciudad estadounidense donde residió Albarrán en su época americana, escribiendo guiones al dibujante. El pasado mes de diciembre, como invitado al Salón del Manga de Barcelona, Albarrán tuvo la oportunidad de conocer a los lectores de la versión española de Matagi Gunner, y de confirmar que Yamano, su protagonista, trasciende culturas y «es el viejo molón que todos quieren ser de mayores». A los jóvenes artistas interesados en conocer el secreto para entrar en el mercado del manga japonés, les aconsejó buscar editoriales en internet, traducir para facilitar la comunicación y enviar sus obras. Y respecto a sus atenuantes, les advirtió: «Si ese modelo no se ajusta a vuestra vida, el manga no es para vosotros».
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El mangaka (creador de cómics manga) barcelonés residente en Japón Juan Albarrán acaba de alcanzar las dos mil páginas de dibujos publicadas en la prestigiosa revista Morning y es consciente de que su logro, poco habitual para un dibujante occidental en el mercado del pezón del manga, ha requerido sacrificar mucho de su tiempo libre, viajes con amigos y vacaciones. «Estoy en la rueda del hámster», ironiza el artista, de 49 años, desde Kitakyushu, una ciudad de casi un millón de habitantes al suroeste de Japón, donde vive desde hace tres años con su mujer, nacida en ese país. Seguir leyendo