La autopista del pasado: hallados dos anillos de oro de hace 2.000 años en la vía romana que cruzaba los Pirineos

Las joyas halladas en Navarra y el País Vasco francés desacreditan la idea de que estos lugares estuvieran alejados y deshabitados.

  

Viajar hace 2. 000 años sin un GPS que indicara la siguiente parada de servicio segura, lo que suponía múltiples quebraderos de cabeza a uno. La hoja de ruta del imperio romano era inmensa y, por suerte, lo marcaron todo. Incluido, entre otros, el ITER XXXIV. «Es la vía transpirenaica que une la ciudad de Astorga [actual provincia de León] con la de Burdeos [Francia]. Es la principal vía que comunica el norte de la Península Ibérica con lo que sería el suroeste de la Galia en aquella época. » Por tierra, sería la principal vía de acceso al continente», explica Oihane Mendizábal Sandonís (Donostia, 32 años), doctora en Ciencias de la Antigüedad por la Universidad del País Vasco y directora del proyecto transfronterizo Pirenaeus. » A menudo se habla de la importancia de la calzada romana y no era sólo por su propia vía, sino por toda la logística que existía a su alrededor. Cada cierta distancia había una parada donde podías quedarte, descansar, comer, cambiar de caballo. «Paradas similares a las actuales estaciones de servicio. Más informaciónLa hoja de ruta de la ImperialEsta información se conoce por fuentes antiguas, pero también porque en 2011 la Sociedad de Ciencias Aranzadi, que lidera este proyecto, encontró los militares o señales que marcaban ese camino. Ahora, se ha dado un paso más. La organización ha encontrado en el Donazaharre o Saint-Jean-Le-Vieux (País Vasco francés) un anillo de oro de 2. 000 años de antigüedad muy similar al localizado en 2018 en el campo naval de Zaldua (Auritz-Burguete). Estas dos antiguas paradas están separadas por 35 kilómetros. La relevancia de este hallazgo es doble. Para empezar, se trata de un anillo de oro de época romana, datado en el siglo II d. C. y en muy buen estado de conservación. Está entero, tiene una base de oro y un entalle con una piedra de ágata azul con un grabado. Muestra a un guerrero de pie sobre una lanza, con una espada en la otra mano y, en el suelo, un escudo. Es la primera vez que se encuentra una de este estilo en el País Vasco francés, aunque este motivo también se ha hallado en Charente Marítima y Borgoña. Oihane Mendizabal, directora del proyecto transfronterizo Pirenaeus, el 29 de mayo en Pamplona. Lo relevante es que el anillo es muy parecido a otro que está situado muy cerca del yacimiento de Zaldua. En este último la piedra también es azul, pero es Ónix, no ágata, y el grabado es de la Diosa de la Fortuna, de la abundancia. Cada uno tiene su propia iconografía y estilo, pero los dos son contemporáneos porque ambos pertenecieron a la misma época, explica el director de las excavaciones. Esto demuestra dos cuestiones, señala: que las paradas de los actuales Donazaharre y Zaldua estaban» bien conectadas con las modas de la época «y que» por aquí pasaban o vivían personas con poder, lo que subraya la importancia de estos ambientes. «Rompe con la creencia de que estos lugares estaban aislados. Todavía hay muchas incógnitas. Por ejemplo, a quién pudo pertenecer y si era de la zona o estaba de viaje cuando lo perdió. » Es imposible saberlo. «Sólo pueden plantear hipótesis a partir de los datos que tienen:» Es un anillo de oro y estas joyas no eran accesibles a toda la sociedad, por lo que sería de alguna persona de la élite militar o civil. «Tampoco se puede saber si pertenecía a un niño o a un adulto, aunque dada su estrecha circunferencia», lo que está claro es que tenía las manos y los dedos muy pequeños. «La localización de su hallazgo también es relevante por otra razón: se ha encontrado en Donazaharre, a sólo 35 kilómetros de Zaldua. » A través de los Pirineos, sería la próxima parada o estación «del ITER XXXIV, dice Mendizábal. El lugar no deja lugar a dudas. » De esta forma se contaría con el asentamiento de Zaldua, en la actual Auritz- Burguete, que se encuentra a unos cinco kilómetros del Collado de Ibajeta, el punto más alto por el que atravesaría esta carretera. Luego descendería por el barranco de Valcarlos para llegar prácticamente a Saint-Jean-Le-Vieux. «Es, indica, una distancia que podría recorrerse en un día de viaje. Es un ejemplo de la etapa del Camino de Santiago que sale de San Juan de Pie de Puerto hasta Roncesvalles. Se trata, reconoce, de una ruta dura» con un gran desnivel porque Zaldua está a unos 900 metros de altura y Donazaharre a unos 200. La mayoría de la gente, sobre todo los pobres, irían a caballo o en coche». «Creen que la orografía abrupta dificulta que haya otros establecimientos en medio del camino. Esta hipótesis también se apoya en las investigaciones previas de Aranzadi, que han seguido el trazado de la ruta teniendo en cuenta las características generales de este tipo de caminos:» No superar el 6% de pendiente, no acercarse demasiado a los ríos porque podrían ser zonas inundables, no superar la altura para no subirse al cubo. . . . Las rutas estaban muy bien calculadas para optimizar al máximo ese camino. » Ana Ollo y Oihane Mendizábal durante la presentación en Pamplona del proyecto transfronterizo Pirinaeus, el 26 de mayo. Según Aranzadi, estas dos paradas, Zaldua y Donazaharre, corresponden a lo que encontraron en las «fuentes históricas de los antiguos grecolatinos, que» detallan las distintas paradas del ITER XXXIV, pero reconocen que a veces es difícil casar los nombres escritos en las fuentes antiguas con los lugares. Entre ellos se encuentra el asentamiento de Pompelo -ahora Pamplona- o la mansio de Ituri», que existe la duda de si corresponde a este yacimiento de Zaldua o puede haber otro a medio camino. «» Luego está Summus Pyrenaeus, que se interpretaría como el Collado de Ibajeta, y luego Imus Pyrenaeus, que se ha utilizado para relacionarlo con el asentamiento de Saint Jean Le Vieux», finaliza el doctor. Proyecto PirenaeusEl anillo fue hallado durante unas excavaciones en el yacimiento de Donazaharre, en el marco del proyecto transfronterizo Pirenaeus, cofinanciado por la Eurorregión (Euskadi, Navarra y Nueva Aquitania). Se trata de una iniciativa que pretende «unir» las investigaciones a ambos lados de la frontera. » Nuestro objetivo es aplicar la misma metodología de estudio a ambos lados de los Pirineos para tener una imagen completa de toda esta zona montañosa. » La Eurorregión lo financia desde 2023, pero existen investigaciones anteriores, como la dirigida en los años 60 en la parte francesa por Jean Luc Tobie o la dirigida en Navarra en los años 80 y 90 por Mercedes Unzu y María Jesús Peréx Agorreta. Las dos últimas excavaron las necrópolis de Ateabalsa y Otegui, asociadas a la mansio de Ituri, otra de las paradas del ITER XXXIV. Fue en 2011 cuando entró en juego la Sociedad de Ciencias Aranzadi, que encontró los miliarios – «las señales colocadas al borde de la pista»- de la calzada pirenaica romana. Tras su descubrimiento, se localizaron los yacimientos de Zaldua y Artzia-Arce. Hay más actores en el tablero. Por ejemplo, existen los municipios de Luzaide-Valcarlos (Navarra) y Donazaharre (Navarra). También cofinancian una iniciativa en la que, además de la investigación, hay una importante labor de divulgación: desde paneles informativos a charlas, cursos y conferencias en estos pequeños municipios. Se trata, insiste Mendizábal, de un» proyecto colectivo que ha salido adelante gracias a la colaboración de diferentes investigadores, municipios y voluntarios. «

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Viajar hace 2, 000 años sin un GPS que marcara la siguiente parada de servicio segura suponía más de un quebradero de cabeza para uno. La hoja de ruta del imperio romano era enorme, y por suerte lo ganaron todo. Incluyendo, entre otras cosas, ITER XXXIV. La ruta que une la ciudad de Astorga [actual provincia de León] con Burdeos [Francia] se conoce como carretera transpirenaica. La calzada principal es el nexo de unión entre el norte de la península ibérica y lo que habría sido el suroeste de la Galia en aquella época. Por tierra, sería la principal vía de acceso al continente», afirma Oihane Mendizábal Sandonís (Donostia, 32 años), doctora en Ciencias de la Antigüedad por la Universidad del País Vasco y directora del proyecto transfronterizo Pirenaeus». A menudo se habla de la importancia de la calzada romana y no sólo lo era por su propia vía, sino por toda la logística que existía a su alrededor. Cada cierta distancia había una parada donde podías quedarte, descansar, comer, cambiar de caballo. Paradas similares a las estaciones de servicio actualmente operativas. Seguir leyendo

 

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