La implosión de ‘Emilia Pérez’: cómo la principal apuesta al Oscar de Netflix se evaporó entre polémicas

La plataforma ansiaba su primer Oscar a mejor película, y los viejos mensajes de Karla Sofía Gascón han servido como guillotina de una campaña millonaria. Tendrá suerte si gana dos premios, gracias a los viejos mensajes de la plataforma.

  

La confianza estaba en la voz de Ted Sarandos, el presidente de Netflix. Fue en una llamada con los principales accionistas de la compañía, el pasado otoño. El ejecutivo presumía de Emilia Pérez como uno de los baluartes con los que la plataforma cerraría 2024. Y acertó. Tras su victoria en Cannes haciendo doblete, un jurado y una interpretación femenina, la cinta del francés Jacques Audiard se convirtió en la película en un idioma distinto al inglés más nominada en la historia de los Oscar, con 13 candidaturas. Empezó la campaña como favorita y era una de las grandes esperanzas de Netflix para conseguir, por fin, ese ansiado premio a la mejor película que lleva años buscando. La burbuja se pinchó a finales de enero, cuando un periodista canadiense buscó en la cuenta X de la protagonista de la película, Karla Sofía Gascón, e hizo públicos decenas de antiguos mensajes ofensivos escritos por la protagonista del filme. Así perdió Emilia Pérez la gran gala de Hollywood. Y como se perdió a sí misma por el camino. Leer másTodos los nominados a los Oscar 2025Tras semanas de idas y venidas, la gran incógnita se despejó el pasado lunes: Gascón ha confirmado que acudirá a los premios. Pero su presencia puede suponer una tormenta mediática para la Academia de Hollywood. «Si Karla nos acompaña esa noche, espero que haya respeto», dijo Bill Kramer, el director general, al medio especializado The Hollywood Reporter. «Tenemos más de 200 nominados, y la noche es mucho más que una sola persona. Estaremos allí para celebrar a todos», añadió Kramer, tras dejar claro que la Academia no aprueba el discurso de odio que Gascón mostró en tuits hace varios años contra el afroamericano George Floyd o contra comunidades como la china y la musulmana. Emilia Pérez fue una película única para Netflix. Había sido validada por la crítica en Cannes, uno de los festivales de cine más importantes del mundo, que además premió a su reparto, cuatro mujeres a la vez, con un reconocimiento histórico. Su temática, un musical sobre una capo del narcotráfico mexicano que decide cambiar de sexo para cambiar de vida, encaja con la visión de la compañía, un estudio que siempre se ha percibido como disruptor en Hollywood. Sus ejecutivos no tardaron en situarla a la cabeza de sus prioridades en la temporada de premios. En una proyección privada en noviembre, Sarandos describió la cinta como «brillante y audaz». Adriana Paz, Edgar Ramírez, Selena Gómez, Jacques Audiard, Karla Sofía Gascón y Zoe Saldana posan con sus premios en los Globos de Oro el 5 de enero. Mario Anzuoni (REUTERS) La decisión de Netflix supuso para la película de Audiard un apoyo de 30 millones de dólares para una campaña mundial, según un medio especializado de 20 dólares. La inversión dio jugosos frutos a finales de enero, cuando la Academia desveló sus 13 nominaciones a los Oscar. Se quedó a sólo una del récord histórico, en manos de Titanic, La La Land y Eva al desnudo. Una de las más importantes, la de actriz protagonista, recayó sobre Gascón, que se convertía así en la primera intérprete abiertamente trans a un premio. Emilia Pérez se ha visto favorecida por varios temas, así como por las normas de la Academia. Por ejemplo, hace doblete en la categoría de mejor canción original, con Maléfica y A mi manera. Por otro lado, Wicked, que apuntaba como gran favorita en el musical, se ha quedado fuera de esta carrera porque en su banda sonora hay canciones ya utilizadas en el musical original de Broadway. Por otro lado, a pesar de estar hablada en español, al ser producida en Francia, Emilia Pérez ha sido elegida por este país para la competición a la mejor película internacional. Puede dar el décimo premio en esta categoría al país que no lo gana desde 1992 con Indochina, protagonizada por Catherine Deneuve. Su director, Jacques Audiard, nominado a cuatro premios (película, director, guión adaptado y canción original), ya compitió en 2009 con Un profeta, aunque se llevó de Argentina El secreto de sus ojos. Es difícil calcular cuántos premios logrará Emilia Pérez. Podrían ser 12, máximo (hace doblete en mejor canción), pero es posible que se quede en dos, máximo tres: Zoe Saldaña a mejor actriz de reparto, canción por El mal y, quizá, con suerte, película extranjera. La mejor película está lejos. El daño que las declaraciones de Gascón pueden haberle causado, que se produjo en el peor momento: a finales de enero, en plena fase de votación del premio, también es difícil de calcular. Además, Gascón cometió un error de cálculo: no ponderó la importancia de pedir perdón y tranquilidad. Hizo decenas de entrevistas, pidió perdón, pero también buscó justificaciones y habló de campañas de odio y de «algo muy oscuro» contra él. En Hollywood, el silencio y la sonrisa de Mona Lisa son las mejores babosas, pero ella no forma parte de su ecosistema y no se comportó así, lo que no hizo sino aumentar la incomprensión general. Tuvo que llegar Jacques Audiard a castigar duramente las palabras de su protagonista para que guardara silencio, pero también para que muchos se preguntaran si su comportamiento era tan «imperdonable» como le reprochaba el director. Un cineasta que también tuvo su dosis de polémica, reapareciendo un vídeo de hace meses -en la misma semana de tuits, casualmente o no- en el que comentaba que «el español es una lengua de países modestos, de países en vías de desarrollo, de pobres y de emigrantes». Fue la gota que colmó el vaso de muchos lugares donde nunca se vio con buenos ojos a Emilia Pérez, especialmente México. El columnista Antonio Ortuo habló en este periódico de «condescendencia y banalización de la violencia», de «exotización y lluvia de estereotipos», y de «paupérrimo y frecuentemente ridículo uso del español. » Jacques Audiard entrega el premio a la mejor película de habla no inglesa en los Bafta, el 16 de febrero en Londres. Isabel Infantes (REUTERS) Todo esto se sumó a los polémicos tuits, que convirtieron a Hollywood en el centro de la conversación. El asunto salpicó a Netflix, que decidió cortar el grifo a su estrella emergente y retirarla de la promoción. No apareció en Hollywood en todo febrero, ni en los Bafta británicos, ni siquiera en los Goya españoles. En ambas galas la película fue premiada. Bela Bajaria, el todopoderoso jefe de contenidos de Netflix, reconoció en un podcast especializado en el sector, The Town, que todo el escándalo supuso un «bajón» para la compañía, que tenía sus esperanzas muy altas. «Creo que todo esto ha llevado el debate público a otra parte», dijo. El representante de la empresa aseguró al ejecutivo que no es costumbre revisar las redes sociales de los famosos que trabajan en sus proyectos. Esto a pesar de que existen varias empresas especializadas, como Xg Consultant Group o Merrill Herzog, en Estados Unidos, o, en Reino Unido, People Check. Todas ofrecen servicios de entre 325 y 725 dólares para revisar los antecedentes y las redes de los artistas. Contactadas por este periódico, afirman haber trabajado con todas las plataformas, incluida Netflix. Sin embargo, los tuits de Gascón ya estaban presentes y no había vuelta atrás. Puede que ella, puede que la película, puede que Netflix, pero alguien debería haber entrado en su cuenta. Eso no ha ocurrido. ¿Cómo llega esta fábula a un final que refleja mejor Hollywood de lo que ella se atrevería a hacerlo en la pantalla? Como toda historia angelical, con un final si no feliz, al menos gime. Porque en el mes, se levantó. El lunes, siete días antes de los Oscar, Netflix anunció que su estrella iría a los premios. Los tiempos eran perfectos: el escándalo se desató a finales de enero, los españoles decidieron callar el 7 de febrero, las votaciones a los Oscar empezaron el 11, acabaron el 18 y el 24 volvió Gascón. Además, ha sido un giro gradual y medido: para que los grandes premios de Hollywood no sean su primer gran acto, aterrizó este viernes en los César, los premios del cine francés, donde se paseó por la alfombra sin abrir la boca, y así siguió toda la gala. Ni siquiera tuvo que hablar para recoger un premio: no ganó en la categoría de mejor actriz, donde competía con su compañera Zoe Saldaña, que sorprendentemente tampoco ganó. A Hagsia Herzi se la llevaron por la película Borgo. Sin embargo, Emilia Pérez fue la protagonista de la noche, con siete premios, entre ellos el de mejor película y mejor dirección. Este domingo se conocerá el final de la historia.

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La confianza estaba en Ted Sarandos, el presidente de Netflix, que cantaba su voz. Fue una llamada con los principales accionistas de la empresa, el pasado otoño. El ejecutivo presumía de Emilia Pérez como uno de los baluartes con los que la plataforma cerraría 2024. No le faltaba razón. Con 13 candidaturas, Jacques Audiard se convirtió en la película en un idioma distinto del inglés que recibió más nominaciones en la historia de los Oscar tras su victoria en Cannes por partida doble, jurado e interpretación femenina. Empezó la campaña como favorito y era una de las mayores esperanzas de Netflix para recibir, por fin, el anhelado premio a la mejor película que lleva años buscando. A finales de enero, un periodista canadiense buscó en la cuenta X de Karla Sofía Gascón, protagonista de la película, e hizo públicos decenas de mensajes ofensivos y desfasados escritos por la directora. Emilia Perez perdió a Emilia Perez para la gran gala de Hollywood debido a esto. Y mientras se perdía por el camino. Continue reading

 

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