La sociedad presenta un libro y una exposición, fruto de una larga investigación que incluye nombres como Federico García Lorca, Pedro Muñoz Seca, Miguel de Unamuno, María Lejárraga, Max Aub, María Zambrano, Rafael Alberti o Luis Buñuel
Federico García Lorca fue baleado por el lado sublevado tan pronto como comenzó la Guerra Civil española, acusándolo, entre otras cosas, de homosexualidad. Pedro Muñoz Seca, que nunca escondió sus ideas monárquicas, tuvo la misma suerte pero a manos del lado opuesto. Más allá de sus diferencias políticas, además de la profesión, ambos compartieron la tarjeta de afiliación de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). Como ellos, cientos de autores, algunos completamente olvidados, fueron tomados en mayor o menor medida durante la Guerra Civil y el Francoismo. Para rescatarlos, contar sus historias y «honrar su memoria», la USE inició una investigación en 2021 que ahora recoge en un libro, ángeles y demonios. II República, Guerra Civil y posguerra, donde narra el paso de sus asociados, nombre por nombre, entre el golpe de estado de 1936 y 1945. El texto está acompañado por una exposición homónima en la sede del SGAE en Madrid que reúne más de 200 objetos —manuscritos, plumas, trajes, etc.— de algunos de ellos. Un trabajo que comienza, como explica el director de la sociedad, Antonio Onetti, en la presentación de este martes en Madrid, con la idea de que para el SGAE «hace lo mismo García Lorca como Muñoz Seca». Más información La inusual huella documental de más de 300 disparos del régimen franquista Aunque la mayoría de los autores mencionados son víctimas de la represión franquista, el SGAE no pretende «entrar en el debate de la memoria democrática». «Contamos la historia de nuestros socios lo que sean sus ideales políticos», dijo Onetti en el evento de presentación. El texto de casi 300 páginas lee nombres reconocibles como los de Miguel de Unamuno, Manuel López-Quiroga, María Lejárraga, Max Aub, María Zambrano, Rafael Alberti o Luis Buñuel, pero también los de muchos otros menos reconocidos. «Muchos de los autores de los que hablamos son perfectos extraños. Debido a que sus carreras truncaron, porque ya no continuaron en España y fueron a otros países, y porque en muchos casos no pudieron seguir ejerciendo. Y eso es una enorme pérdida para la cultura», dijo Onetti. Un hombre visita la exposición ‘ Angeles and Demons’, este martes en Madrid. J. P. Gandul (EFE) El libro se divide en 3 partes: el primero hace una revisión de la vida cultural durante el nacimiento del SGAE como federación de sociedades en 1932, cuando la Segunda República aún no había cumplido un año de vida, el segundo, sobre las represalias durante la Guerra Civil, y el último, el más extenso, «Ha sido cuatro años de trabajo intenso porque las cosas que se dicen no son fáciles», dijo María Luz González, directora del libro Juan Jim C. La investigación llegó, explicó el autor, donde se pudo llegar: «Hablamos de una etapa de la cual no sólo las personas y sus obras fueron destruidas, sino también los vínculos con esas personas. En el libro hay muchos nombres, pero sabemos que hay muchos más desaparecidos. Podemos decir que no son todo lo que son, pero son todos los que hay». La exposición acompañante se extiende a través de los pasillos de la primera planta de la sede de la USGAS. Detrás de la gran escalera de estilo imperial que recibe visitantes del Palacio de Longoria, hay fotos, manuscritos, máquina de escribir, trajes y otros elementos personales de algunos de los protagonistas. «Queríamos que las personas que visitaran la exposición conozcan algunas de las historias que se contaran en el libro y ver algunos de los documentos: hacer conocer una parte más humana y más personal de los protagonistas», explicó Maribel Sausor, comisaria de la exposición, que reúne objetos como las partituras originales de Viva la República o Cara al sol, el traje y las botas de Katiuska, la obra de Pablo Solozábal «Y sí el horror, una vez olvidó un Entonces inventó que no sé qué camello dijo que la obra no podía ser estrenada. Llamó a mi madre, envió el bastón en la cama de autos, porque era lo que estaba allí, y al día siguiente se estrenó la obra», dice Carmen Alonso, hija de la maestra, que ha cedido para la exposición, quien considera una «derecha iniciativa para traer cosas que fueron olvidadas o separadas», eso y otros objetos de su padre. Varios de los objetos que se pueden ver en la exposición ‘ Angeles and Demons’. J. P. Gandul (EFE) Como ella, también recorrió el SGAE Nieves Fernández de Sevilla, nieta de Luis Fernández de Sevilla, que nació y vivió toda su vida en la casa de su abuelo. «Su legado es mi vida. He vivido, desde que nací, para Luis Fernández de Sevilla, con Luis Fernández de Sevilla y Luis Fernández», dijo con entusiasmo en la exposición. «Esto es fantástico porque nadie se había encargado de algunas personas que estaban ‘depuradas’. Esto es un recordatorio para ver las injusticias de la vida», continuó. La purificación sufrida por su abuelo terminó en la prohibición del cargo político —muchos otros fueron congelados por los ingresos— algo que, según la nieta, «lo hizo huevo porque era escritor y no quería ningún cargo». Con historias como éstas, que el libro y el rescate de la exposición, el SGAE pretende, según María Luz González, «salvar una deuda histórica» que tenían con sus autores. Un trabajo que el escritor del libro espera servirá como un «punto de salida» para más investigación sobre esto. «También sabemos que es un tema que sigue doliendo y que muchas personas no han querido hablar de ello, pero esperamos que esto lleve a trabajos más similares», explicó.
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Federico García Lorca fue baleado por el lado sublevado tan pronto como comenzó la Guerra Civil española, acusándolo, entre otras cosas, de homosexualidad. Pedro Muñoz Seca, que nunca escondió sus ideas monárquicas, tuvo la misma suerte pero a manos del lado opuesto. Más allá de sus diferencias políticas, además de la profesión, ambos compartieron la tarjeta de afiliación de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). Como ellos, cientos de autores, algunos completamente olvidados, fueron tomados en mayor o menor medida durante la Guerra Civil y el Francoismo. Para rescatarlos, contar sus historias y «honrar su memoria», la USE inició una investigación en 2021 que ahora recoge en un libro, ángeles y demonios. II República, Guerra Civil y posguerra, donde narra el paso de sus asociados, nombre por nombre, entre el golpe de estado de 1936 y 1945. El texto está acompañado por una exposición homónima en la sede del SGAE en Madrid que reúne más de 200 objetos —manuscritos, plumas, trajes, etc.— de algunos de ellos. Un trabajo que comienza, como explica el director de la sociedad, Antonio Onetti, en la presentación de este martes en Madrid, con la idea de que para el SGAE «hace lo mismo García Lorca que Muñoz Seca». Seguir leyendo