La vida de novela del hombre que quiso matar a Pinochet

La escritora chilena Nona Fernández cuenta en ‘Marciano’ la historia de Mauricio Hernández Norambuena, que participó en el intento de asesinato del dictador

  

Durante cuatro años lo visitó en la cárcel de alta seguridad. La escritora chilena Nona Fernández (Santiago, 54 años) y el recluso Mauricio Hernández Norambuena (Valparaíso, 67 años) se reunían los viernes, en horas de conversaciones donde ella anotaba recuerdos, reflexiones y penas. El comandante Ramiro, su nombre de combatiente, fue uno de los miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez que participaron en el atentado contra el dictador Augusto Pinochet en 1986. La autora decidió contar su historia para entender qué lleva a un hombre a vivir la vida que él vivió: “Tomar las armas para defender a una ciudadanía en dictadura no me parece que sea algo enjuiciable, todo lo contrario”, defiende ella.. Más información. Nona Fernández: “Contar la memoria histórica puede contener humor, chatarra y pop”. Mauricio Hernández Norambuena se unió a sus 25 años al Frente Patriótico Manuel Rodríguez, el brazo armado del Partido Comunista en tiempos de la dictadura chilena. Además de su participación en el atentado a Pinochet, fue condenado a doble cadena perpetua en Chile, que después se rebajó a 30 años, por el asesinato del senador Jaime Guzmán —abogado importantísimo en la dictadura— en 1991 y el secuestro ese mismo año de Cristián Edwards —hijo del dueño del periódico El Mercurio—, pero se fugó de la cárcel de alta seguridad de Santiago en 1996, volando en un canasto que colgaba de un helicóptero, en un operativo que parecía sacado de una película. Tras unirse a las FARC, la guerrilla colombiana, fue capturado en São Paulo en 2002 por el secuestro del publicista Washington Olivetto. Desde entonces, lleva más de 20 años recluido en un estricto régimen de aislamiento, primero en Brasil, ahora en Chile. Un personaje con una vida de novela. Un Marciano, como el título del libro, editado por Random House, que ya está disponible en las librerías españolas.. La escritora chilena Nona Fernández, en la Casa de América de Madrid.Pablo Monge. A pesar de que en Chile es conocido como comandante Ramiro, la escritora dice que ella se entrevistó con el hombre detrás del guerrillero, es decir, Mauricio. “El libro está instalado en el espacio psíquico de una persona que ha estado durante mucho tiempo encerrada, que por supuesto contiene al comandante, pero es muchísimo más que eso. Es una persona en el encierro, con sus estrategias para mantener la cordura y sobrevivir”, explica Fernández en una entrevista con EL PAÍS en Madrid, aprovechando una visita para participar en el festival Centroamérica Cuenta en la Casa de América. “Yo tenía la imagen del guerrillero, del milico con instrucción en Cuba”, continúa. Pero se encontró con una persona que llevaba décadas encerrado, “una persona de carne y hueso, con muchas fragilidades”.. Uno de los principales desafíos, dice, fue ordenar el desorden que significa su historia, con los personajes que fue, los nombres que tuvo, los lugares donde vivió y las cosas que hizo. “Una de las cosas interesantes era que cuando uno entraba a la cárcel entrabas a otro tiempo. El tiempo de Mauricio es un tiempo encerrado, cíclico, en espiral, donde habitan todos los tiempos, los pasados, los presentes, los imaginarios, los personajes de ayer, de hoy, los vivos, los muertos, todo está enredado ahí”, añade la autora, que no solo es novelista, sino también guionista y actriz, con siete libros publicados —todos con un fuerte componente de no ficción y trabajo documental— y un gran reconocimiento en Chile.. Si alguien lee Marciano como una verdad absoluta está equivocado, partiendo de que Fernández hace conversar a Mauricio con sus compañeros combatientes que están muertos. “Es una novela. Evidentemente, yo no me entrevisté con los muertos, todavía no tengo ese poder”, dice entre risas. Aunque ella no habló con los muertos, él sí lo hace, como una estrategia para sobrevivir al encierro. “Ese capítulo me entretuvo mucho escribirlo, y tiene mucha relación con lo que Mauricio vive diariamente, la comunicación que tiene con sus compañeros que han muerto, que para él es una estrategia psíquica, no es una locura. Me contó que hay momentos en los que los requiere y los llama. Eso yo lo encontré fascinante y lo usé como estrategia del libro”.. Mauricio Hernández Norambuena (de pie, segundo por la derecha), posa con el equipo de fútbol de Valparaíso en el Campeonato Nacional Juvenil de 1977. El Mercurio de Antofagasta. En la novela, ella misma aparece como personaje. Fernández nació durante el Gobierno de Salvador Allende y vivió a sus dos años el bombardeo de La Moneda en el Golpe militar. Creció viendo en las noticias las acciones del Frente, y cuenta que con su madre lanzaban el paño de cocina a la pantalla de la televisión cada vez que aparecía el senador Jaime Guzmán. La conexión va más allá: la también actriz estudiaba teatro justamente en la universidad donde él era profesor y donde fue asesinado. Ella estaba ahí ese día. “Una de las razones por las que yo entro a conversar con Mauricio es porque la historia que está encerrada en esa cárcel es una historia que también nos pertenece a muchas y muchos”, reflexiona.. En 2023 el periodista Jordi Évole entrevistó a Josu Ternera, un exlíder etarra. Las críticas no tardaron en llegar, por darle voz a un terrorista y presentar la cinta en el Festival de Cine de San Sebastián. Con Hernández Norambuena pasó algo similar cuando hace un par de años fue entrevistado por la televisión chilena. ¿Por qué la escritora decide entrar a la cárcel y darle voz a un hombre como él, héroe para muchos, criminal para otros? “Lo hice porque creo que Mauricio nunca ha sido mirado en la historia contemporánea como un sujeto político. Siempre ha sido mirado como un criminal”. Sus acciones, dice ella, para bien o para mal tenían un fin político. “Cuando llega la democracia, ellos lo interpretan como una posdictadura, un contexto de completa impunidad”. Tras caer Pinochet con el plebiscito de 1988, el dictador quedó como comandante en jefe del Ejército y senador vitalicio. “Entonces decidieron tomar la justicia por sus manos”, reflexiona la autora, “hasta que se dieron cuenta de que todos van hacia otro lugar, que nadie los va a seguir”.. Recordar hoy. Nona Fernández vivió un año en Barcelona, donde escribió su primera novela. Cuando llegó a la ciudad preguntó de inmediato dónde estaba el museo de la memoria. “¿Qué museo de la memoria?”, le dijeron. “Es bien curioso el proceso español”, dice. Le llama la atención que sea “tremendamente lento, excesivamente tardío para un país que es muy progresista en otros sentidos”.. En un momento en el que la ultraderecha y el negacionismo avanzan y las libertades se ven amenazadas, la escritora llama a seguir pataleando y levantando las voces de alerta. Ser la desagradable de la mesa. Una misión agotadora, reconoce, pero que defiende como necesaria. El amor y el cariño también son importantes para ella. Una cosa que le quedó grabada de sus conversaciones con Mauricio es la asociación que hubo entre un grupo de jóvenes que fueron capaces de dar su vida por un objetivo noble que cumplir. “Toda esa energía estaba muy solventada en una red de afectos muy importante. Creo que eso nos falta. Asociarnos, confiar, querernos”.. La cultura también puede hacer lo suyo y aboga por la creación como una ventana para observar el mundo desde otro lugar, uno con más aire y claridad. “Cuando tú lees un libro, ves una película o incluso ves un cuadro, te llega por otro lugar, y a veces quedas completamente inspirada, con ganas de algo, y tampoco entiendes muy bien por qué”. En el libro, la autora vuelve constantemente a la idea de que todos los días amanece, y con ese amanecer, vuelve la oportunidad de intentar mejorar las cosas. “¿Fracasamos con el intento? No importa, mañana amanece nuevamente y podemos intentarlo otra vez. Mientras tengamos la posibilidad, no podemos dejar que se nos vaya”.

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Durante cuatro años lo visitó en la cárcel de alta seguridad. La escritora chilena Nona Fernández (Santiago, 54 años) y el recluso Mauricio Hernández Norambuena (Valparaíso, 67 años) se reunían los viernes, en horas de conversaciones donde ella anotaba recuerdos, reflexiones y penas. El comandante Ramiro, su nombre de combatiente, fue uno de los miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez que participaron en el atentado contra el dictador Augusto Pinochet en 1986. La autora decidió contar su historia para entender qué lleva a un hombre a vivir la vida que él vivió: “Tomar las armas para defender a una ciudadanía en dictadura no me parece que sea algo enjuiciable, todo lo contrario”, defiende ella.. Seguir leyendo

 

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