Marco Pérez, un premio inmerecido, un regalo envenenado

El joven pistolero salmantino sólo pudo dar una vuelta al ruedo cuando le encerraron con toros de Fuente Ymbro y El Freixo, ambos muy mal vestidos y muy bajos.

  

No se cumplió el protocolo previsto. Marco Pérez no pudo pasear ni una oreja de los seis toros que trincó solo, y ni siquiera salió a hombros. Lo cierto es que este chaval de 17 años, que sorprendió por su temprana y fácil carrera como torero, y cuya corta trayectoria se ha manejado entre algodones, ha recibido hoy un premio inmerso y, a la vez, un regalo envenenado. Inmerso porque Marco Pérez no ha hecho méritos hasta ahora para anunciarse un viernes en la Feria de San Isidro como único espada, cuyo certamen ha demostrado al final que era esencialmente un buen negocio, y regalo envenenado porque su entorno, con la necesaria colaboración de la empresa y la autoridad, eligió a los seis toros más bonitos, cómodos e impresentables del campo bravo que se han convertido en una dura penitencia para el chaval. No hay más que imaginar la ilusión con la que hoy se habrá vestido de luces, la de noches que habrá pasado en vela soñando con un triunfo que, al final, se ha perdido en la nebulosa de una tarde que nunca encontró el vuelo necesario. Ni él tampoco. Bueno, puesto, sí, porque tienes mucha disposición, entrega y vitalidad, pero es tu concepto taurino el que falla. Si Marco Pérez es el torero de la posmodernidad, vamos mal, porque a su garra le falta honestidad y misterio y le sobra superficialidad. El oficio es conocido a pesar de su corta edad, es variado con capote y muleta, valiente a carta cabal, se levanta de los volantes sin mirar, pero a su plaza le falta huella. Y mira que el público de Las Ventas es desatinado y poco exigente, pero en ningún momento vibró con la encomiable disposición de Marco Pérez. La elección del ganado ha sido un error de garrapata. Después del toreo de verdad al que se han enfrentado en esta plaza muchos pañuelos sin oficio, la presentación de los toros elegidos para esta ocasión es inaceptable. Mansos, además, profanados, sin fondo, sin movilidad y nobles, es decir, pero tontos sin alma. Así pues, no es fácil triunfar. Marco Pérez no perdió la fe y lo intentó hasta el último momento, pero no pudo ser. Tuvo éxito con el primer insulto, pero muy pronto el segundo, al que luego prescribieron unas últimas manoletinas, fue el tercero. Se puso de rodillas en los medios los tres últimos. Se dio una rima con el cadavérico cuarto, nulo, y sólo pudo ser valiente con el sexto, que soltó la cara como casi todos los demás. Vuelta al ruedo de Marco Pérez a la muerte del quinto novio. Fernando Villar EfeDiferente fue el quinto, el mejor regalo del festejo, con la cara de un segundo cuadrado, al que recibió con unos capotazos apasionados y muy jaleados tras la larga cambiada de rodillas, que luego quitó por unas ceñidas gaoneras, y protagonizó un vibrante arranque de muleta: dos muletazos cambiados por la espalda, otro del deden, un recorte, una molienda y el obligado de pecho que fijó las caras. El torero no le perdió la cara a un toro exigente, encantado, que le soltaba la cara en cada embroque. Con la muleta en la izquierda, sufrió una espectacular primera vuelta de la que se repuso rápidamente a pesar del filón que se llevó el torero contra la arena, y una segunda, igual de impactante, llegó en la siguiente tanda, que puso en pie a la plaza, superada por la porosidad de la percha. Volvió a la cara del toro y siguió pasando como si nada. Mató mal y todo el premio se redujo a una vuelta mientras el toro era despedido con una ovación. Una decepción para todos los presentes y, en especial, para un chaval que quizá vive en una burbuja y que esta tarde, quién sabe si por primera vez, ha visto la cruda realidad cara a cara. Que pida cuentas a sus mentores, porque ellos son los culpables del fracaso de hoy. Ymbro y El Freixo / Marco Pérez, en solitarioTres toros de Fuente Ymbro, segundo, tercero y quinto, y tres de El Freixo, muy mal presentados, sin cara ni presencia, mansos, nobles y muy bajos. Hizo una mención especial a la quinta presentación, que realizó en varas y desarrolló casta en la muleta. Tres pinchazos y estocada caída (silencio), un pinchazo, una media tendida y una estocada caída (silencio), una estocada caída _ aviso _ (ovación), un estocadón, media _ aviso _ y dos barevos (vuelta al rudo), una estocada y dos barevos (silencio), y una estocada y dos barevos (s 30 de mayo. Decimonovena fiesta -tercera y última fecha- de la Feria de San Isidro. Lleno de ‘ sin billetes ‘ (22, 964 espectadores, según la empresa).

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Se ha incumplido el protocolo previsto. Marco Pérez no pudo pasear ni una oreja de los seis toros que trincó en solitario, y ni siquiera salió a hombros. Lo cierto es que este chaval de 17 años, al que sorprendió su temprana y fácil labor como torero, y cuya corta carrera se ha manejado entre algodones, ha recibido hoy un premio inmerso y, a la vez, un regalo envenenado. Ymbro y El Freixo / Marco Pérez, en solitarioTres toros de Fuente Ymbro, segundo, tercero y quinto, y tres de El Freixo, muy mal presentados, sin cara ni presencia, mansos, nobles y muy bajos. Destacó la presentación del quinto, que realizó en varas y desarrolló casta en la muleta.. Marco Pérez: tres pinchazos y estocada caída (silencio), un pinchazo, media estocada y una estocada (silencio), un pinchazo, una estocada y un descabello (silencio), una estocada caída _ aviso _ (ovación), un pinchazo, media _ aviso _ y dos bocavellos (vuelta al ruedo), estocada y dos bocellos. Plaza de Las Ventes. 30 de mayo. Decimonovena celebración -tercera y última cita- de la Feria de San Isidro. Lleno «sin billetes» (22. 964 espectadores, según la organización).

 

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