El equipo de creadores describe su intervención, desmontable y reutilizable, como una plaza mediterránea presidida por el sol
La Exposición Universal de Osaka, que durante seis meses ha hecho convivir pabellones de 160 países, cerró este domingo. Las arquitecturas temporales que la formaban habían sido ideadas como manda la tradición: para mostrar los ingenios, productos y cultura de los países invitados. También, como indicaba lema del acontecimiento elegido por el país anfitrión, “para diseñar la sociedad del futuro”. Y además, en las mejores ocasiones, para replantear la relación entre arquitectura y temporalidad.. Más información. Una estación que repara la ciudad. La ubicación de los pabellones cumplía de sobra con la ambición japonesa de hablar del futuro: el recinto ferial donde estaban ubicados fue construido sobre la isla artificial de Yumeshima. La de los autores del proyecto español ―Extudio, Enorme Studio y Smart & Green Design― añadía la de convertir una arquitectura temporal en un laboratorio experimental. También la de no hacer de un espectáculo un despilfarro. Veamos cómo fue.. Para acotar la Expo 2025, el japonés Sou Fujimoto ideó una especie de halo, un perímetro llamado Grand Ring, un círculo perfecto que alojaba los principales pabellones. Entre estos estaban el que resultó ganador, ideado por Foster and Partners para Arabia Saudí, y el español, un trabajo colectivo de los arquitectos que quedó en segundo lugar y que también obtuvo una retahíla de premios ―como la medalla de plata al pabellón más sostenible y la de bronce al mejor concepto temático―.. Los estudios Extudio, Enorme Studio y Smart & Green Design firman conjuntamente el Pabellón Español.Arch-Exist. Es curioso que ambos ganadores, Foster y el conjunto español, optaran por deshacer la monumentalidad asociada a las construcciones más vistosas tradicionales en las Exposiciones Universales. El británico lo hizo descomponiendo el pabellón en una especie de poblado tradicional saudí ―con calles estrechas y edificios cerrados―. El español, por su parte, convirtiendo su intervención en un espacio abierto, “más paisaje que edificio”, opinan los arquitectos. También más teatro que pabellón.. Ocupando cerca de 3.500 metros cuadrados, el recinto español ha destacado justamente por eso: porque ha funcionado sin fachada. Sin imponer, invitando a participar más que a abandonar la exposición tras la fachada. Así, más cerca de un escenario que de una fortaleza, los arquitectos hablan de un paisaje artificial, de un diseño que marca más una topografía que una arquitectura.. Tal vez por eso, los tres equipos ganadores del concurso, Extudio, Enorme Studio y Smart & Green Design, han descrito su intervención como una plaza mediterránea presidida por el sol. Ese vínculo ―un enorme sol naciente en Japón y la mayor fuente de energía en España― ocupa el centro de la estructura. El resto, los escalones que evocan las olas de un océano y funcionan como gradas, completa la estructura.. Interior del pabellónArch-Exist. “Queríamos que la gente pudiera sentarse, descansar y encontrarse como si estuviera en la orilla del mar”, explican los autores. Esa cercanía la consiguieron. Sin embargo, el efecto es realmente monumental: el pabellón deslumbra como los paisajes sorprendentes. Ofrece el magnetismo de caminar hacia una puesta de sol en un horizonte sin fin. El sol del primer nivel, una pantalla de led que mostraba videoarte, ha sido el claro reclamo del diseño español mientras que el mar ―que une España y Japón desde que en el siglo XVI Andrés de Urdaneta inaugurara una ruta comercial a través de la corriente de Kuroshio, apuntan los arquitectos― tenía la forma de un… oleaje abstracto: el de las gradas que conducen al escenario.. El resultado está cerca de ser una redefinición del pabellón como una arquitectura teatral y temporal más cercana a un escenario ―y a un mensaje― que a un edificio con fecha de caducidad. El pabellón ―paisaje― plaza parecía vacío para invitar al encuentro, al descubrimiento y al juego, justo lo que hace una plaza mediterránea.. Detalle del hueco creado por el gran sol central en las escaleras de accesoArch-Exist. Sin embargo, una plaza nunca está vacía. Más allá del acceso hacia una orilla elevada, las comparaciones con el símil náutico continuaban dentro del pabellón. Desde el gran sol, y por una rampa, se descendía hasta la sala de exposiciones en una especie de inmersión subacuática. Y, antes de pasar por la salida, un restaurante especializado en productos del mar despedía a los visitantes.. Más allá de funcionar como marco, permitiendo la convivencia fácil de diseñadores, visitantes, restauradores, historiadores, industriales y técnicos, este pabellón, que ha sido pionero en romper el perímetro del edificio y en deshacer su fachada, no dejará un legado material. La noticia, hoy, es que ha comenzado a recogerse. No a destruirse. No habrá destrucción ni residuos porque la suya es una arquitectura completamente circular que nació preparada para desmantelarse y tener una segunda vida.. Así, el desmontaje ―que sucede estos días― y su posible reutilización fueron clave en el diseño inicial que apostó por materiales de proximidad ―como el cedro rojo japonés―, por uniones sencillas ensambladas en seco y por una estructura de pórticos sobre dobles pilares y vigas en forma de T con hasta 40 alturas distintas.. Al final, un pabellón de feria es un lugar para la celebración y para la experimentación. El español levantado en Osaka 2025 ha conseguido hacer ambas cosas. Y además, podrá volver a hacerlo.
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La Exposición Universal de Osaka, que durante seis meses ha hecho convivir pabellones de 160 países, cerró este domingo. Las arquitecturas temporales que la formaban habían sido ideadas como manda la tradición: para mostrar los ingenios, productos y cultura de los países invitados. También, como indicaba lema del acontecimiento elegido por el país anfitrión, “para diseñar la sociedad del futuro”. Y además, en las mejores ocasiones, para replantear la relación entre arquitectura y temporalidad.. Seguir leyendo