El torero valenciano paseó una oreja tras una faena de entrega, Curro Daz dejó pinceladas artísticas, y Rubén Pinar pasó desapercibido con la peor parte de la corrida de Fermn Bohórquez.
Román es un torero puntillero, señal de admiración para un hombre que llegó a La Maestranza y que no está dispuesto a demostrar que siempre se juega el tipo, aunque no sea uno exquisito, que él no lo es. Todos los que llevan traje claro no pueden ser. Román es entrega y compromiso, derroche arrestos y raza, y ha habido pocos bulldozers que hayan alcanzado la vitola de figura con semejantes credenciales. Se le puede discutir la oreja que cortó con los parámetros sevillanos del pellizco, pero no desde la hombría de un bullidor que exprimió hasta la última gota al primer oponente que le tocó en suerte. Recibió a ese tercero con mucha rabia verónica mientras el animal se perdía los encuentros con un berreo molesto. Pronto se dispuso a aprovechar la movilidad del toro, sin calidad, de feo estilo, pero con un galope inicial al que Román sacó la mejor parte. Lo citó de lejos con la muleta en la mano derecha, y el empuje del animal le permitió dibujar una tanda presidida por la firmeza y el ligazón. Volvió a los andares en el siguiente y arrancó la banda de música, y hubo un tercero, acelerado como los demás, pero lleno de arroyo. El toro era más bajo, sin ganas, y no lo mismo por la izquierda, así que Román se puso el engaño a la espalda y lo citó para correr bernadinas extremadamente ajustadas, desgarró sus lanzadores con la varicela, una varicela y el pecho forzado. Cuando mataba de una estocada y un certero descabello, le daban un trofeo como premio a su compromiso tan serio. En el sexto lo volvió a intentar, pero la movilidad era una condición que sólo acompañaba al tercero de la tarde. El último, como los demás, fue una agria marmoleada a la que Román pudo robar un par de derechazos y poco más. Un momento muy diferente del giro que sufrió Curro Díaz en su primero. Julio Muñoz EfeCaso es el de Curro Díaz. Curro es un artista, su estampa, sus pasarelas, su colocación, sus formas y su misterio están impregnados de buen gusto. Pero no es un artista que se desplaza o se desplaza. No impacta con grandes obras. Prefiere los detalles, los destellos y la inmensidad de un brocado que cita la visión. Todo lo hace bonito, pero no enciende la pasión. Es un exquisito, un sibarita del ateísmo, pero parece no preocuparle que su sentimiento acelere el corazón de quienes le observan. En fin, cada uno es como es, y no hay nada que hablar. El tarro de la ambición es muy personal, y el de Curro está a veces en el conformismo. Pero es un artista, y por eso se le reconoce con admiración. Firma seis verónicas y un medio recibo al que abre plaza que saben a gloria, referencia de templanza, elegancia y empaque. Sin embargo, el animal era un inválido que se esforzaba por seguir el engaño. A pesar de todo, dibujó un ramillete de derechazos naturales muy buenos y hasta bonitos. Sin embargo, sufrió una voltereta que podría haberle cortado la cara. Sucedió que cuando lo citó con la mano izquierda, el toro lo derribó, lo pateó, lo levantó del alber y lo lanzó por los aires. Curro se levantó como si fuera un niño y abrió los brazos en señal de que aquí no ha pasado nada. Por suerte, nada, pero mañana podría dolerle en las tripas. Parado y agotado fue el comportamiento del cuarto y, además, soltó la cara con poca gracia. Curro pudo sacar hasta tres naturales de categoría, pero no hubo más. Y el albaceteño Rubén Pinar quiso, pero nada fue posible con lo indecible que le tocó. Dos toros imposibles con los que sólo pudo derrochar voluntariedad. Por cierto, corrida de Fermín Bohórquez, bien presentada, pero con cara de borracho, mansa en los caballos, blanda de remos y excesivamente descastada. Y así sólo es posible el pointor de Román y los fogonazos de Curro, que no es poco. Bohórquez / Diaz, Pinar, RománToros de Fermín Bohórquez, bien presentados, mansos, muy suaves, desplumados, nobles y bajos. Curro Díaz: estocada caída (ovación), casi entera tenida (ovación). Rubén Pinar: estocada caída (ovación), buena estocada (ovación). Román: estocada perpendicular y un descabello (oreja), pinchazo, pinchazo hondo, un descabello y el toro se echa (silencio). Plaza de La Maestranza. 29 de abril. Cuarta sesión de la Feria de Abril. Menos de la mitad.
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Román es un torero puntilloso, lo cual es un signo de admiración para un hombre que llegó a La Maestranza, donde no está dispuesto a demostrar que hay que contar con él, y que siempre se juega el tipo, aunque no sea uno exquisito, que no lo es. Todos los que llevan el traje claro no pueden serlo. Seguir leyendo Bohórquez / Diaz, Pinar, RománToros de Fermn, bien presentado, manso, muy suave, desplumado, noble y abatido. . Curro Díaz: stocada caída (ovación), casi entera tenida (ovación).. Pinar Ruben: stocada caída (ovación), buena stocada (ovación).. Román: estocada perpendicular, un descabello (oreja), pinchazo hondo, un descabello, y el toro echado (silencio). . Plaza de la Maestranza 29 de abril. Cuarta sesión de la Feria de Abril. Menos de la mitad del camino.